El Holocausto fue un crimen sin precedentes compuesto de millones de asesinatos, encarcelamientos ilegales, torturas, violaciones, robos y destrucción. En las secuelas inmediatas del Holocausto, el mundo se enfrentaba a un desafío: cómo procurar justicia para un comportamiento criminal que alcanzaba dimensiones casi imposibles de imaginar. El Tribunal Militar Internacional (IMT) que tuvo lugar en Núremberg, Alemania, intentó abordar este inmenso desafío sobre una base legal. El año 2005 marca el 60.º aniversario del Tribunal Militar Internacional, el cual fue un hito en la justicia internacional. La conmemoración de este aniversario coincide con numerosas atrocidades cometidas en el mundo actual; crímenes que nuevamente nos desafían a preguntarnos: ¿podrá alguna vez hacerse justicia?

La Alemania nazi planificó e implementó el Holocausto al amparo de la Segunda Guerra Mundial. En ese contexto se creó el Tribunal Militar Internacional, un juicio para los crímenes de guerra. El Tribunal Militar Internacional no fue una corte convocada para imponer condenas por el Holocausto solamente. El Tribunal se constituyó para documentar y enmendar los crímenes cometidos durante el conflicto más masivo que el mundo haya conocido jamás.

En el lenguaje legal del Tribunal Militar Internacional, el Holocausto fue “un crimen contra la humanidad”. Convocado pocos meses después de finalizada la guerra, desde el 20 de noviembre de 1945 hasta que se dictó la sentencia el 1 de octubre de 1946, el tribunal de Núremberg sentó precedentes: en el derecho internacional, en la documentación de registros históricos y en la intención de comenzar de alguna manera, nunca suficiente, la búsqueda de la justicia.