“Dios mío, sabía que esto sucedería. Sabía que vendrían”.
Hermine Braunsteiner Ryan, ama de casa de Queens, Nueva York, y ex guardia del campo de concentración Majdanek

Mientras el Tribunal Militar Internacional de Núremberg y numerosas cortes posteriores enjuiciaron a oficiales nazis y sus colaboradores, muchos criminales menos conocidos pudieron evadir la justicia. Incluso algunos que habían participado en el asesinato de miles de civiles inocentes lograron escaparse de Europa, a menudo adoptando nuevas identidades y viviendo sus vidas sin ser detectados ni condenados. Mientras individuos y gobiernos intentaban atraparlos en los años y las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, vencía el plazo establecido por la ley de prescripción (20 años para casos de asesinato).

Hoy continúan los esfuerzos para responsabilizar a algunos de los perpetradores restantes, lo cual plantea estas preguntas: ¿es alguna vez demasiado tarde para pagar por un crimen?; ¿la justicia retrasada es justicia denegada?

El 14 de Julio de 1954, el New York Times reveló que un ama de casa de la ciudad de Nueva York era, en realidad, una ex guardia de los campos de concentración Ravensbrueck y Majdanek. Había sido conocida como “la yegua” porque pateaba brutalmente a los prisioneros con la punta de acero de sus botas. Hermine Braunsteiner ya había cumplido dos penas cortas en prisión en su Austria natal por maltrato a los prisioneros de Ravensbrueck, un pasado criminal que no había revelado a su esposo estadounidense ni a las autoridades de los Estados Unidos. En respuesta a un pedido de extradición de Alemania Occidental para enfrentar un juicio por los crímenes que ella cometió Majdanek, el gobierno de los Estados Unidos le revocó la ciudadanía a Braunsteiner Ryan e inició los procedimientos de deportación, sobre los cuales la extradición tuvo prioridad. En 1973, ella fue la primera criminal nazi en ser extraditada desde los Estados Unidos.

En 1981, Braunsteiner Ryan fue condenada a dos cadenas perpetuas. Fue liberada en 1996 debido a su delicado estado de salud y murió tres años más tarde en un asilo de Alemania.