Orígenes de la insignia

Los soberanos musulmanes del siglo VIII d. C. fueron los primeros en introducir la insignia para identificar a los judíos y a los cristianos dentro de la población musulmana.

Los judíos y los cristianos que vivían bajo la ley Sharía se consideraban “pueblos del libro sagrado”, cuya creencia en el Dios de Abraham era anterior a la fundación del Islam. De esta forma, se les otorgaba el derecho de practicar libremente su fe en privado y de recibir protección del estado. A su vez, pagaban un impuesto especial llamado jizya (“tributo”) y con frecuencia se veían obligados a utilizar una marca identificadora que indicaba su situación.

El diseño y el estilo de las insignias de los judíos era variado.
Durante el reino del califa Haroun al-Rashid (807 d. C.), los judíos de Bagdad tuvieron que utilizar cinturones o flequillos amarillos.
En la época del califa al-Mutawakkil, (847-861) los judíos usaron un parche con la forma de un burro, mientras que los cristianos usaron una figura con forma de cerdo. En 1005 se ordenó a los judíos de Egipto que usaran campanas en la ropa.

Es de observar que durante el califato, estas marcas de identificación no necesariamente tenían la intención de ser punitivas. Su intención era reforzar el estado de dhimmi (religión protegida) de los judíos y los cristianos, el cual les otorgaba ciertos derechos y protecciones, mientras que al mismo tiempo los marcaba públicamente como socialmente inferiores a los musulmanes.

Marcas identificadoras durante la Edad Media

Durante la edad media, los Reyes y los papas europeos continuaron la práctica de obligar a los judíos a usar ropa o marcas que permitieran distinguirlos.

El 11 de noviembre de 1215, en Roma, el Papa Inocente III reunió al Cuarto Concilio Lateranense. Fue uno de los mayores concilios ecuménicos que se había reunido hasta entonces. En el concilio se decretó que los judíos y los musulmanes debían usar marcadores o ropa que permitieran identificarlos en todo momento, para distinguirlos inmediatamente de los cristianos. Esta fue la última etapa de una serie de medidas implementadas por la Iglesia para inhibir el contacto social entre judíos y cristianos. El decreto, que se publicó como el Canon 68, se convirtió en la base de la posterior imposición de la denominada insignia judía en los reinos cristianos.

La orden papal se aplicó con mayor éxito en Inglaterra donde, en 1217, el rey Enrique III ordenó que los judíos hombres usaran una insignia en la parte frontal de sus prendas exteriores. En 1275, el rey Eduardo I especificó el color y el tamaño de la insignia. Los judíos de más de siete años de edad tenían la obligación de usar una pieza de estafeta amarilla de seis pulgadas de largo por tres de ancho sobre la parte izquierda del pecho en sus prendas exteriores.

En Inglaterra, la insignia tomó la forma de las tabletas de la ley (los 10 mandamientos), que se consideraban símbolos del antiguo testamento. En los territorios franceses, a partir de 1217, las autoridades decretaron que los judíos usaran “rota”, círculos de fieltro rojo o amarillo, en la parte frontal y posterior de su ropa.
Sin embargo, en los territorios de España e Italia, el uso de insignias distintivas, por lo general con forma de círculos amarillos, se impuso solo de manera esporádica. En la región de Europa donde se hablaba alemán, era obligatorio el uso de un Judenhut (o “sombrero de judío”), un tocado puntiagudo con forma de cono que con frecuencia se puede ver en la literatura medieval.

Para 1500, el uso del “sombrero judío” había disminuido en la mayor parte de la Europa occidental, aunque la insignia amarilla perduró y se volvió más común. La “insignia judía” desapareció de la Europa occidental con el inicio de la Revolución Francesa en el siglo XVIII y la emancipación judía del siglo XIX.

Es importante observar que la insignia casi nunca mostraba la estrella de David que apareció de manera tan prominente durante la era nazi.