“Cuando la historia mire al pasado, quiero que la gente sepa que los nazis, que mataron a millones de personas, no salieron impunes”.
Simon Wiesenthal

Simon Wiesenthal, sobreviviente del Holocausto, dedicó su vida a concientizar al público de la necesidad de perseguir y enjuiciar a los nazis que evadieron la justicia.

Después de su liberación, Wiesenthal trabajó para la Sección Crímenes de Guerra del Ejército de los Estados Unidos y en 1947 abrió el Centro de Documentación Histórica Judía en Austria. Durante décadas, Wiesenthal presionó a los gobiernos occidentales para que localizaran y enjuiciaran a los criminales nazis que habían escapado, y también proporcionó pistas que en ocasiones condujeron a sus extradiciones. Wiesenthal ofreció pistas a los investigadores de crímenes de guerra para que encontraran a Adolf Eichmann, administrador de la “solución final”; Franz Stangl, comandante de los campos de exterminio Sobibor y Treblinka; y Karl Silberbauer, el agente de la Gestapo que dirigió el arresto de Ana Frank y su familia. Otra información brindada por Wiesenthal permitió descubrir que la ex guardia de un campo de concentración Hermine Braunsteiner Ryan vivía en Nueva York como una sencilla ama de casa. Braunsteiner Ryan fue la primera criminal nazi en ser extraditada desde los Estados Unidos.

La tenacidad de Wiesenthal y su inagotable pasión por rastrear a los perpetradores inspiraron a los sobrevivientes del Holocausto y de otros genocidios a creer que la justicia puede prevalecer y prevalecerá, incluso con el paso del tiempo. Wiesenthal murió en septiembre de 2005, luego de una vida de contundente activismo.