En el momento de la ocupación alemana del norte y el centro de Italia a principios de septiembre de 1943, vivían aproximadamente 12.000 judíos en Roma. Los ocupantes alemanes intentaron incluir a los judíos italianos en la “solución final”.

El comandante de la Policía de Seguridad Alemana (Sipo) y el Servicio de Seguridad (SD) de Roma cobraron un rescate por los judíos locales. Exigieron unas 110 libras de oro a cambio de la seguridad de la comunidad judía de Roma. Si bien la comunidad judía entregó el rescate a fines de septiembre de 1943, los alemanes seguían pensando en deportar a los judíos de Roma. Las SS confiscó el registro de los judíos romanos, que había llevado la comunidad judía en la sinagoga principal de Roma, y las deportaciones comenzaron a mediados de octubre de 1943. Las SS capturó a los judíos dondequiera que viviesen, y los llevó a un colegio militar en el centro de Roma. Después de varios días, las SS deportó a más de 1.000 judíos al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Otros arrestos posteriores terminaron con la deportación a Auschwitz de alrededor de 800 judíos romanos. A casi todos los mataron en Auschwitz.

Como la policía italiana no participó en estos arrestos y la mayoría de los italianos se oponían a las deportaciones, muchos judíos italianos consiguieron ocultarse. Por cada judío capturado en Roma por los alemanes, al menos 10 escaparon y se ocultaron, muchos de ellos en el Vaticano, a cuya cabeza estaba Pío XII, el Papa de la Iglesia católica romana. Ubicado en el corazón de Roma, el Vaticano tenía la condición de estado soberano neutral. Durante la ocupación, Alemania reconoció y respetó esta neutralidad. Sin embargo, el papa Pío XII no condenó públicamente las políticas y las acciones de Alemania hacia los judíos. Otras instituciones católicas de Roma brindaron ayuda y refugio a muchos judíos.

Los alemanes ocuparon Roma durante nueve meses. Si bien 1.800 judíos fueron deportados desde esta ciudad, más de 10.000 judíos sobrevivieron. La mayoría de ellos consiguieron ocultarse en Roma. Las fuerzas estadounidenses liberaron la ciudad el 4 de junio de 1944, y los judíos salieron de sus escondites para participar en la ceremonia de liberación que se celebró en la sinagoga principal de Roma.