Las privaciones de la vida en el ghetto y el miedo constante al terror nazi hicieron que la resistencia fuera difícil y peligrosa, pero no imposible. Además de la resistencia armada, los judíos se comprometieron con diversas formas de oposición no armada. Entre ellas se incluían intentos de huída de los ghettos a bosques próximos, incumplimiento de las órdenes nazis por parte de ciertos líderes de la comunidad judía, entrada de contrabando de alimento en los ghettos y resistencia espiritual.

Por resistencia espiritual se entiende el intento de las personas de mantener su humanidad, integridad personal, dignidad y sentido de la civilización frente a los intentos nazis de deshumanizarlos y degradarlos. En general, la resistencia espiritual se refiere al rechazo a permitir que se quiebre el espíritu de la persona en medio de la degradación más horrible. Las actividades culturales y educativas, el mantenimiento de la documentación de la comunidad y las prácticas religiosas clandestinas son tres ejemplos de la resistencia espiritual.

CULTURA Y EDUCACIÓN

A lo largo de toda la Polonia ocupada, dentro de los ghettos se organizaron cientos de escuelas y clases clandestinas. Cuando iban y venían de las clases en los diversos apartamentos y sótanos, los estudiantes ocultaban sus libros bajo su ropa. En muchos ghettos los judíos pasaron de contrabando libros y manuscritos para que fueran custodiados y se abrieron bibliotecas secretas en numerosos ghettos. Entre estas bibliotecas clandestinas se incluye la biblioteca secreta de Czestochowa (Polonia), que atendió a más de 1.000 lectores. Los activistas crearon una biblioteca con 60.000 volúmenes en el ghetto de Theresienstadt, cerca de Praga.

En los ghettos los judíos también se involucraban, en la medida de lo posible, en una variedad de actividades culturales. A diferencia de las escuelas, éstas no siempre estuvieron prohibidas por las autoridades alemanas. A pesar de las dificultades de la vida cotidiana, en muchos ghettos tenían lugar conciertos, conferencias, producciones de teatro, cabarets y concursos de arte.

DOCUMENTACIÓN DE LA VIDA DE LA COMUNIDAD

En muchos ghettos varios grupos establecieron archivos secretos y de forma metódica escribieron, recopilaron y almacenaron informes, diarios y documentos sobre la vida cotidiana en los ghettos. Estos esfuerzos sirvieron para recopilar pruebas de la situación de los judíos de la Europa ocupada y también intentaban reafirmar un sentido judío de la comunidad, de la historia y de la civilización frente a la aniquilación física y espiritual.

El más conocido de estos archivos es el del ghetto de Varsovia, cuyo nombre en código era Oneg Shabbat ("Por la alegría del Sabbath"), que fue fundado por el historiador Emanuel Ringelblum (1900-1944). Después de la guerra, se rescataron algunos de estos archivos de los escombros del ghetto de Varsovia. Dichos documentos han proporcionado una valiosa documentación sobre la vida y la muerte dentro del ghetto. En el ghetto de Bialystok, el activista Mordechai Tenenbaum, que había llegado a Bialystok desde Varsovia en noviembre de 1942 para organizar el movimiento de resistencia, creó archivos del ghetto siguiendo el modelo de Oneg Shabbat. También se mantuvo un archivo en el ghetto de Lodz, pero a diferencia de los archivos de Varsovia y de Bialystok, no era enteramente clandestino y por lo tanto funcionaba con ciertas limitaciones. Éstas y muchas otras colecciones más pequeñas documentan la vida cotidiana en los ghettos.

ACTIVIDADES RELIGIOSAS

Los alemanes prohibieron los servicios religiosos en la mayoría de los ghettos, así que muchos judíos rezaban y llevaban a cabo ceremonias en secreto (en sótanos, áticos y cuartos traseros) mientras otros montaban guardia. Sólo en Varsovia, en 1940 existían 600 grupos de oración judíos. Las autoridades rabínicas decidían en los conflictos religiosos en base a la ley religiosa e intentaron adaptar esta ley a las circunstancias diferentes y difíciles en las que se encontraba la comunidad. Los rezos ayudaban a mantener la moral y reafirmaban la identidad cultural y religiosa, además de proporcionar consuelo espiritual. Muchos judíos ortodoxos que se oponían al uso de la fuerza física vieron en el rezo y las prácticas religiosas la forma más verdadera de resistencia.