Miriam nació en una familia judía religiosa pobre en Terava, Checoslovaquia, y tenía nueve hermanos. Cuando Hungría tomó ese área en 1939, casi la mitad de la población judía del pueblo fue deportada y enviada a campos de trabajos forzados. Posteriormente, Miriam y su madre fueron forzadas a vivir en un ghetto. En 1944, las deportaron al campo de Auschwitz. Después de tres meses, las trasladaron al campo de Stutthof. Hacia el final de la guerra, Miriam y su madre fueron forzadas a realizar una marcha de la muerte. Junto con otras personas que formaban parte de la marcha de la muerte, fueron abandonadas en un granero hasta su liberación por parte de las fuerzas soviéticas. La madre de Miriam murió en aquel granero. Después de la guerra, Miriam conoció a quien sería su esposo y se casó con él en un campo de refugiados. Ambos emigraron primero a Israel y más tarde a Estados Unidos.
Una noche, había una joven en nuestra barraca que dormía en la misma litera que yo, en la cama de arriba. Yo siempre dormía en la cama de abajo. Esa joven probablemente tenía epilepsia y en medio de la noche sufrió un ataque. Se tiró al suelo y sentimos tanto pánico que pensamos que vendrían a matarnos a todas. Comenzó a gritar y a chillar en la oscuridad y entonces vinieron los de la Gestapo y encendieron las luces y comenzaron a disparar a todo el mundo. Nos castigaron, nos hicieron saltar cien veces. Decíamos: "Una para todas, y todas para una". Nos hicieron saltar por la ventana, hacia afuera y hacia adentro. Le dije a mi madre: "No puedo seguir soportando esto." Le dije que me mataría, lo haría, tocaría las alambradas y me mataría, porque no podía seguir soportándolo. Y mi madre me pidió que esperara. Ella creía que nos salvarían, tenía fe en que sobreviviríamos. Creía que íbamos a sobrevivir. Aquella fue la noche más horrible que uno puede imaginarse en la vida. Así que al día siguiente intenté suicidarme. Me acerqué a las alambradas, me acerqué mucho, pero me vio un oficial de las SS y me lo impidió. Después me ordenó acostarme en una silla y me golpeó 25 veces con esa cosa de goma.
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