Sophie nació con el nombre de Selma Schwarzwald, hija de Daniel y Laura, en la ciudad industrial de Leópolis (Lvov), dos años antes de que Alemania invadiera Polonia. Daniel era un exitoso hombre de negocios que exportaba madera y Laura había estudiado economía. Los alemanes ocuparon Leópolis en 1941. Tras la desaparición de su padre en su quinto cumpleaños en 1941, Sophie y su madre obtuvieron nombres y documentos falsos y se mudaron a un pequeño pueblo llamado Busko-Zdrój. Se convirtieron en católicas practicantes para ocultar sus identidades. Sophie olvidó gradualmente que era judía. No fue sino hasta después de su liberación y mudanza a Londres cuando Sophie descubrió la verdad acerca de su pasado.
Tenía un osito de peluche, que he donado al Museo. Y existen dos posibilidades sobre cómo el osito puede haber llegado a mí, realmente no lo recuerdo por completo. Una de las posibilidades es que me lo hayan comprado, ya sea para mi cumpleaños o para Navidad. En el pueblo donde vivíamos, Busko, había una tienda que vendía juguetes y recuerdo que siempre miraba los juguetes, especialmente en Navidad, y deseaba distintas cosas. Y la otra posibilidad es que lo haya recibido justo después de la guerra, en 1945 o quizás en 1946. En ese momento, los alemanes huían de Polonia porque nos liberaron, creo que en enero de 1945, no estoy totalmente segura. Estábamos en el frente ruso-alemán. Nos liberaron los rusos y el frente avanzó y retrocedió un poco. Los alemanes se fueron, regresaron, se fueron. Esto lo recuerdo muy vívidamente. Y a medida que los alemanes huyeron, se volvieron extremadamente pobres, de modo que vendían cosas. Y mi madre fue a un pueblo llamado Szczecin, donde había una comunidad alemana. No estoy segura de por qué, pero regresó con una muñeca, y realmente no había tenido una muñeca buena en todos esos años, solo una pequeña muñeca de trapo, que tenía ojos azules, que se movía, que tenía brazos y piernas que se movían, y tenía más o menos esta altura. Y es posible que ella también haya comprado el osito de peluche en ese momento. Jugaba mucho con la muñeca porque era algo que podía abrazar. El osito era tan diminuto que creo que permaneció en muy buen estado durante muchos años porque no estoy segura de haber jugado tanto con él, aunque tiene brazos y piernas que también se mueven. Así que era un osito de buena calidad.
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