Sophie nació con el nombre de Selma Schwarzwald, hija de Daniel y Laura, en la ciudad industrial de Leópolis (Lvov), dos años antes de que Alemania invadiera Polonia. Daniel era un exitoso hombre de negocios que exportaba madera y Laura había estudiado economía. Los alemanes ocuparon Leópolis en 1941. Tras la desaparición de su padre en su quinto cumpleaños en 1941, Sophie y su madre obtuvieron nombres y documentos falsos y se mudaron a un pequeño pueblo llamado Busko-Zdrój. Se convirtieron en católicas practicantes para ocultar sus identidades. Sophie olvidó gradualmente que era judía. No fue sino hasta después de su liberación y mudanza a Londres cuando Sophie descubrió la verdad acerca de su pasado.
Nos mudamos de Polonia a Londres en 1948. Llegamos en febrero. En ese momento, todavía pensaba que era cristiana, que era católica. Comencé a mantener correspondencia con mis amigos, extrañaba a mis amigas en Busko. Creo que debe haber sido en Pascua judía. Nos quedábamos con familiares y no eran especialmente practicantes, pero sí celebraban las principales festividades, y la Pascua era una festividad especial. Vivíamos con el tío y la tía de mi madre, y él llevó a cabo el Séder. Tenía una voz maravillosa y realmente fue una gran interpretación. Así que creo que debe haber sido en esa época cuando se volvió importante decirme que era judía. Y creo que mi madre consultó a la gente de la escuela. Comencé la escuela de inmediato. No sabía inglés, pero me incorporaron a la clase y pusieron a una niña inglesa a cargo de mí. Se llamaba Eleanor Smith, una niña muy agradable; y yo simplemente lloraba porque ni siquiera sabía cómo, qué preguntar ni nada. En cualquier caso, aprendí muy rápido, no había vuelta atrás. Así que sugirieron que debía saber que era judía. Entonces, mi madre me dijo que era judía, pero que no lo recordaba. Recuerdo dónde fue. Fue en el apartamento de mis tíos, pero realmente no recuerdo el relato propiamente dicho, aunque mi tía me ha refrescado la memoria al respecto. Creo que empiezo a recordar algo, pero, en cualquier caso, tuve una crisis nerviosa. Aparentemente, estaba irremediablemente alterada al respecto, porque sentía que, con todo lo que nos había sucedido, esto era lo último que necesitaba. Aquí estaba, en un país extranjero. No conocía el idioma. No tenía amigos. Los familiares con los que vivíamos eran ancianos y más bien severos y muy infelices. Habían tenido sus propias tragedias y ahora tenían que cargar con mi madre y conmigo, para colmo. Estábamos escasas de dinero, así que vivíamos en estas circunstancias y al descubrir esto sencillamente no lo pude soportar. Simplemente dije: "No, esto no puede ser". Y finalmente entendí. Y no había ayuda. No habría grupos de apoyo. A nadie le interesaba. Nadie se acercaba. Ni siquiera sabíamos y si preguntábamos y nadie realmente creía. Así que no hablábamos. Realmente todo se debía hacer sin ayuda. No sé cómo, pero, de alguna manera, mi madre, mi tía y yo lo resolvimos, porque aparentemente logré recomponerme y seguir adelante. Así que ella dice que fue algo terrible, una escena terrible.
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