Manya Friedman
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Transcripción
Manya Friedman:
La vida en ese campo continuó hasta enero de 1945. Ese fue el momento en que el ejército soviético se acercaba, y decidieron, los alemanes decidieron evacuarnos. En esa ocasión estábamos trabajando en el turno nocturno. Volvimos al campamento por la mañana. Había una gran conmoción. Nos estaban evacuando, nadie sabía a dónde ni nada. Y la cosa [era] que no sabíamos qué íbamos a hacer ni qué iba a pasar.
Tuve que tomar, en ese momento, una decisión muy seria. Mi mejor amiga estaba en la enfermería y yo tenía que decidir qué hacer. Realmente no podía cuidar de sí misma. Así que pensé que tal vez debería dejarla, y que los rusos la liberarían. Pero también corría el rumor por el campo de que iban a quemarlo para no dejar rastros.
Así que convencí a otra amiga —de hecho, ella vive ahora en Nueva York— y entre las dos sacamos a nuestra amiga de la enfermería. Y nos fuimos a la estación del ferrocarril. Cada una de nosotras tomó una manta y algunas provisiones, y nos fuimos a la estación del ferrocarril. No había vagón, así que nos alojaron en un granero para pasar la noche. Por la mañana fuimos de nuevo a la estación del ferrocarril.
Edna Friedberg:
Y esto fue en enero, ¿verdad? Estaba helando.
Manya Friedman:
Y eso fue a mediados de enero. No sé si alguno de ustedes ya fue a visitar la exposición permanente y vio el vagón en el que transportaban a la gente. Bueno, no nos pusieron en vagones como ese. Nos metieron en vagones abiertos, de los que se usan para transportar carbón. Y eso, como mencionó la Sra. Friedberg, fue a mediados de enero. Y créeme, el invierno en Europa puede ser muy inclemente. Y todo lo que teníamos era una manta.
Tuve que llevar a mi amiga a la esquina del vagón. Con las manos me agarraba de la barandilla, con la espalda empujando hacia atrás a la multitud para que no la aplastaran. Y seguimos así, para allá y para acá. A donde íbamos, las vías del ferrocarril estaban bombardeadas. Supongo que probablemente usaban las mejores vías para transportar a los militares.
Más tarde me enteré de que nuestro destino no era el oeste, cerca de Berlín, sino que acabamos en Checoslovaquia. Y si conoces la historia, quiero decir, si conoces la geografía, Checoslovaquia está al sur. Los checos fueron muy amables; llevaron pan y agua a la estación donde estábamos parados. Pero los guardias no dejaron que nos lo dieran. De hecho, a veces incluso les disparaban. A veces la gente, los checos, iban a donde había un paso elevado y nos arrojaban un poco de pan cuando pasaba el tren.
Y seguimos así, para allá y para acá, para allá y para acá. La nieve que caía sobre nuestras mantas servía para saciar la sed. En una de las estaciones... en el vagón de al lado resultó estar la enfermera de nuestro campo. En una de las estaciones le suplicó a un guardia que le diera agua porque una de las chicas se había desmayado, pero él sacó una pistola y le disparó. Y ella cayó entre los vagones. Podíamos ver, con los vagones que iban y venían, que ella estaba tendida ahí, sin saber si todavía estaba viva o muerta.
Estuvimos así durante unos 10 días. Terminamos en Ravensbrück. Llegamos a Ravensbrück en medio de la noche.
Biografía
Manya (Moskowicz) Friedman nació el 30 de diciembre de 1925 en Chmielnik, un pequeño pueblo de Polonia central cuya comunidad judía se remonta al siglo XVI. Su padre tenía una mueblería y su madre se ocupaba de la casa y los niños. Manya tenía dos hermanos menores, David y Mordechai, a quien llamaban “Motele”. Los abuelos, tíos y primos de Manya también vivían en la zona. Ella asistía a la escuela pública por la mañana y a la escuela de hebreo por la tarde.
En 1938, la familia de Manya se mudó a Sosnowiec, una ciudad ubicada cerca de la frontera alemana. Ahí tuvo su primera experiencia con el antisemitismo, cuando aparecieron carteles instando a los ciudadanos polacos a boicotear los negocios judíos. Las tropas alemanas invadieron Polonia el 1° de septiembre de 1939 y ocuparon Sosnowiec tres días después. Capturaron a los hombres judíos, incluido el padre de Manya, y a la mañana siguiente los llevaron marchando a una fábrica. Los prisioneros estuvieron detenidos durante la noche sin comida ni agua y luego los seleccionaron para desempeñar empleos locales o trabajos forzados, para encarcelarlos en Alemania o para ejecutarlos. El padre de Manya fue detenido para construir letrinas para los militares alemanes y luego lo liberaron. Los alemanes a cargo emitieron órdenes de que los judíos debían entregar todos los objetos de valor, los comerciantes judíos debían ceder sus negocios y a los niños judíos ya no se les permitiría asistir a la escuela. Quemaron la sinagoga del pueblo y a los vecinos no les permitieron apagar el incendio. Sosnowiec y sus alrededores se anexionaron entonces a Alemania y se exigieron nuevos pasaportes a todos los judíos. Se formó un ghetto abierto. Se distribuyeron cartillas de racionamiento, aunque no proporcionaban alimentos suficientes para sobrevivir. Se obligó a todos los judíos a llevar brazaletes identificadores y, más tarde, la insignia amarilla de la estrella de David.
En 1941, a Manya la obligaron a trabajar para una empresa alemana que fabricaba uniformes militares. Al año siguiente, los nazis comenzaron a deportar a los judíos de Sosnowiec al centro de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Manya y su familia se salvaron temporalmente de la deportación gracias a sus sonderkarts (permisos de trabajo). En marzo de 1943, la llevaron de la fábrica de uniformes al campo de tránsito de Gogolin, y más tarde al campo de trabajo de Gleiwitz, donde le tatuaron el número 79357, que se convirtió en su identificación. En el verano de 1943, cuando se liquidó el ghetto de Sosnowiec, la familia de Manya fue deportada a Auschwitz.
En enero de 1945, a medida que se acercaba el ejército soviético, los alemanes evacuaron Gleiwitz. Manya y los demás prisioneros fueron enviados en vagones de carga abiertos al campo de concentración de Ravensbrück. El viaje a través del intenso frío duró 10 días, y durante ese tiempo los prisioneros no recibieron comida y solo bebieron nieve derretida. Durante el viaje, Manya protegió a una amiga enferma para que no la aplastaran en el atestado vagón. Más tarde, a Manya la llevaron al campo de Retzow, un subcampo de Ravensbrück. Fue liberada por la Cruz Roja sueca a finales de abril de 1945; la trasladaron a Copenhague y luego a Malmö. En 1950 emigró de Suecia a Estados Unidos. Manya fue voluntaria en el Museo Conmemorativo del Holocausto de Estados Unidos.