Después de los juicios de posguerra de los nazis, continuó la búsqueda de los autores del Holocausto. Sólo un pequeño porcentaje de estos criminales ha sido llevado ante la justicia.

El 11 de mayo de 1960, tres miembros del Servicio Secreto israelí capturaron a Adolf Eichmann cerca de Buenos Aires, Argentina, donde había estado ocultándose desde 1950. Con esto Israel culminaría los diez años de búsqueda de Eichmann, un personaje clave en la implementación de la “Solución Final”. Un tribunal israelí en Jerusalén posteriormente declaró culpable a Eichmann de múltiples cargos, incluidos los crímenes contra el pueblo judío. Eichmann fue condenado a muerte y ejecutado; esta fue la única vez que Israel aplicó la pena de muerte.

Igualmente, los Estados Unidos, a través de la Oficina de Investigaciones Especiales, (Office of Special Investigations; OSI) en el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, persiguió a los sospechosos criminales nazis. Según las leyes estadounidenses, los tribunales de los Estados Unidos no tienen jurisdicción para juzgar personas por crímenes cometidos fuera de los Estados Unidos a menos que los crímenes fueran cometidos contra ciudadanos estadounidenses. Por lo tanto, la OSI litiga con los criminales de guerra nazis por violar las leyes de inmigración y naturalización de los Estados Unidos. En los 21 años transcurridos desde su creación, la OSI ha investigado cientos de casos y promovido la desnaturalización y/o expulsión de los Estados Unidos de más de 117 criminales de guerra nazis. La gran mayoría incluye colaboradores lituanos, letones, ucranianos y alemanes que emigraron a los Estados Unidos poco después de la guerra desde campos de refugiados en Alemania y Austria. Actualmente, la OSI sigue en actividad.

Simon Wiesenthal (1908-2005), un sobreviviente del Holocausto, dedicó su vida a la concienciación pública sobre la necesidad de perseguir y enjuiciar a los nazis que han evadido a la justicia. Después de su liberación, trabajó para la Sección Crímenes de Guerra del Ejército de los Estados Unidos y en 1947 abrió el Centro de Documentación Histórica Judía en Austria. A Wiesenthal se lo reconoce por exhortar a los gobiernos occidentales de la posguerra a localizar y enjuiciar a los criminales nazis que se escaparon así como también por ofrecer pistas que en ocasiones condujeron a su extradición. Entre aquellos sobre los que Wiesenthal aportó pistas a los investigadores de crímenes de guerra se incluyen: Adolf Eichmann, administrador de la “Solución Final”; Franz Stangl, comandante de los campos de exterminio Sobibor y Treblinka; y Karl Silberbauer, el agente de la Gestapo que dirigió el arresto de Ana Frank y su familia. Wiesenthal también aportó información que llevó a descubrir que Hermine Braunsteiner Ryan estaba viviendo en el estado de Nueva York. Braunsteiner-Ryan fue la primera criminal nazi en ser extraditada de los Estados Unidos.

En 1971, otra renombrada ciudadana cazanazis, Beate Klarsfeld, persiguió a Klaus Barbie (“el carnicero de Lyon”), que actuó como oficial de la policía secreta y jefe de la estación SD en Lyon, Francia. Después de la guerra, Barbie trabajó para la inteligencia militar estadounidense en Alemania. En 1951, se estableció en Bolivia bajo el seudónimo de Klaus Altmann. Durante su juicio de 1987 en Francia, Barbie fue acusado, entre otras atrocidades, de la responsabilidad de una redada en la Unión General de Judíos Franceses en Lyon, donde se arrestaron unos 85 judíos que fueron deportados al campo de Auschwitz en Polonia. El 4 de julio de 1987, Barbie fue encontrado culpable de crímenes contra la humanidad y condenado a cadena perpetua.

Josef Mengele, el infame médico de las SS que realizó experimentos médicos en prisiones de Auschwitz, fue el objetivo de décadas de búsqueda de varias partes interesadas. En 1949, se le concedió asilo en Argentina. En 1960, Alemania Occidental pidió a la Argentina que extradite a Mengele. Pero, se escapó a Brasil, y desde allí, a Paraguay. Su destino fue una incógnita durante años. Según una versión, se ahogó en Brasil en 1979. En 1985, un análisis de restos humanos que supuestamente pertenecían a Mengele confirmó su muerte.

La búsqueda y el enjuiciamiento de los criminales del Holocausto plantean complejas preguntas morales, así como intrincados problemas de jurisdicción y derecho internacional. Mientras se acercan al ocaso de sus vidas, la gran mayoría de los criminales nazis han logrado librarse de ser castigados.