En 1933-1934, Himmler, el jefe de las SS, aseguró el control de la organización sobre un sistema de campos de concentración centralizado.

En toda Alemania, varias autoridades civiles y agencias de policía establecieron campos de concentración durante 1933, con el fin de encarcelar a los enemigos políticos del gobierno nazi. Debido a la buena impresión que le causó el campo de concentración de Dachau establecido por las SS en marzo de 1933, Hitler autorizó a Himmler a centralizar esos campos bajo el liderazgo de las SS. Himmler estableció (en la Oficina Principal de las SS) una Inspección de Campos de Concentración bajo el liderazgo del comandante del campo de Dachau y General de las SS Theodor Eicke.

Después de 1934, las autoridades de ls SS comandaron todos los campos de concentración de Alemania y los territorios bajo ocupación alemana. Las unidades conocidas como Unidades de la Calavera de las SS (SS-Totenkopfverbände) custodiaban y administraban los campos. Si bien la Policía de Seguridad (Gestapo y Kripo) tenía autoridad exclusiva para encarcelar, liberar y ordenar “oficialmente” la ejecución de los prisioneros, la vida cotidiana de los prisioneros estaba en las brutales y despiadadas manos de los comandantes del campo y estas Unidades de la Calavera de las SS, que no formaban parte de las fuerzas policiales.

En 1937, había solo cuatro campos de concentración en Alemania; en 1944, había aproximadamente treinta campos principales y cientos de subcampos ubicados en todo el Gran Reich alemán y la Europa bajo ocupación alemana. Antes de 1938, la gran mayoría de los prisioneros de los campos de concentración eran detractores políticos del régimen nazi, con minorías de romaníes y sintis (gitanos), testigos de Jehová, homosexuales, delincuentes reincidentes y los llamados “asociales”. A los romaníes y los sintis a menudo se los clasificaba como “criminales” y/o “asociales”.

Si bien en realidad la mayoría de los romaníes y sintis de Alemania estaban establecidos y algo integrados a la sociedad alemana, las SS y la policía los veían como estereotipos negativos tradicionales de gitanos delincuentes y personas antisociales. Asimismo, con la drástica expansión del cumplimiento de leyes policiales que criminalizaban los actos homosexuales reales y supuestos consentidos entre adultos, comúnmente se clasificaba a los homosexuales de los campos como “criminales” y “asociales”.

A pesar de su presencia en números fuera de la proporción de su porcentaje en la población alemana, los judíos siguieron siendo una minoría entre los prisioneros antes de 1938. En la mayoría de los casos, los oficiales de la Gestapo o la Kripo encarcelaron a los judíos en los campos por haber sido activistas en los partidos social demócrata, comunista o liberal demócrata, por haber sido opositores visibles del partido nazi o las políticas específicas nazis o por haber sido partidarios de políticas o miembros de organizaciones que los nazis consideraban “hostiles para el estado y la raza”. Ejemplos de tal son la afiliación a logias masónicas de tendencia demócrata, el activismo en organizaciones dedicadas al pacifismo o la paz y el entendimiento internacional, o la defensa de derechos para minorías nacionales u homosexuales.

Después de la expansión alemana de 1938, la disponibilidad de prisioneros para trabajos forzados en el sistema de campos de concentración adquirió mayor importancia. Las SS estaban decididas a que el Reich de los mil años fuera gobernado por su élite selecta, de “raza pura”. Para garantizar este desarrollo, los líderes invirtieron importantes recursos humanos y financieros en la planificación de la construcción de los asentamientos alemanes en Polonia y la Unión Soviética según sus visiones del gobierno alemán permanente. A mediados de la década de 1930, los líderes de los campos de concentración de las SS y el jefe de la Oficina Principal de Administración de las SS (SS-Verwaltungshauptamt), el General de las SS Oswald Pohl, reconocieron el potencial de los prisioneros de los campos de concentración para realizar trabajo forzado con el fin de producir materiales de construcción, y finalmente hacer el trabajo manual para construir y mantener estos asentamientos.

En ese momento, las SS buscaron a varias empresas, como la Deutsche Erd- und Steinwerke (DESt; Obras alemanas de piedra y tierra) y la Deutsche Ausrüstungswerke (DAW; Obras alemanas de equipos) para producir materiales de construcción y equipos para las SS. Los sitios de Sachsenhausen (1936), Buchenwald (1937), Flossenbürg (1938) y Mauthausen (1938) se eligieron para construir campos de concentración precisamente por su proximidad a tierra adecuada para fabricar ladrillos, a fábricas de ladrillos o a canteras de piedra. En 1938, la Policía Criminal inició dos arrestos masivos de los considerados “haraganes” y asociales, en parte destinados a aumentar la población de los campos de concentración disponible para realizar trabajos forzados. Los romaníes y los sintis (gitanos) fueron algunos de los grupos de haraganes y asociales que la Kripo encarceló.

En los primeros tres años de la guerra, los líderes de las SS expandieron el sistema de campos de concentración no simplemente para detener a las decenas de miles de nuevos prisioneros políticos de nacionalidad no alemana que elegían resistirse a las políticas de la ocupación alemana, sino también para aumentar la reserva de mano de obra disponible para los asentamientos que las SS pensaban construir ahora que Polonia y la Unión Soviética occidental estaban bajo dominio alemán. Los líderes de las SS tomaron la decisión de construir nuevos campos de concentración gigantescos en Auschwitz-Birkenau y Lublin-Majdanek (1941-1942) con la expectativa de miles de prisioneros de guerra soviéticos que estarían disponibles para realizar trabajos forzados (1941) y, más tarde, decenas de miles de trabajadores judíos (enero a marzo de 1942).

Después de la primavera de 1942, la inmensa mayoría de los prisioneros de Auschwitz y Majdanek (hasta noviembre de 1943) eran judíos. En abril de 1942, Auschwitz-Birkenau tuvo una doble función como centro de exterminio. Hasta noviembre de 1943, Lublin-Majdanek funcionó principalmente como un campo de trabajos forzados para judíos dentro del marco de la Operación “Reinhard”. Las SS también usaron Majdanek de vez en cuando como centro de exterminio, en el cual las SS y la policía mataron a los judíos durante la Operación “Reinhard”.

En el invierno de 1942, resultó evidente que Alemania iba a participar en una larga guerra y que las necesidades laborales para la producción de la guerra alemana no podrían cubrirse ni siquiera con la deportación de millones de trabajadores civiles de la Polonia y la Unión Soviética bajo ocupación. Después de ese momento, el liderazgo de la administración de las SS y la Inspección de Campos de Concentración reclutó mano de obra remunerada para los campos de concentración, de conformidad con contratos firmados por agencias y empresas privadas civiles y militares alemanas que producían armamentos, materiales para la guerra (por ejemplo, uniformes) y materiales de construcción para reparar o reemplazar las instalaciones destruidas por los bombardeos de los aliados. Para facilitar este proceso, Himmler incorporó la Inspección de Campos de Concentración, ahora liderada por el General de las SS Richard Glücks, a la Oficina Principal Económica y Administrativa de las SS (SS-Wirtschafts-Verwaltungshauptamt-WVHA) presidida por Pohl en marzo de 1942.

A partir de ese momento, los campos de concentración y sus prisioneros, las empresas de propiedad de las SS y las oficinas administrativas de las SS estuvieron juntas en una sola agencia. Bajo los auspicios de la WVHA, la cantidad de subcampos se multiplicó en cientos y hasta miles. Las empresas que usaban mano de obra para los campos de concentración variaban de grandes combinaciones estatales como Hermann-Göring-Werke y grandes conglomerados corporativos privados como la combinación química I.G. Farben, hasta pequeñas empresas privadas como la Fábrica Alemana de Vajilla Enlozada de Oskar Schindler (Deutsche Emalwarenfabrik) en Cracovia, Polonia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las autoridades de los campos de las SS mataron en el sistema de campos de concentración a alrededor de dos millones de prisioneros (judíos, prisioneros políticos, romaníes (gitanos), los llamados asociales, condenados reincidentes, homosexuales, testigos de Jehová, entre otros).