Anna, afectuosamente llamada Aennchen por su familia, fue la hija de un hogar de padres judíos alemanes no religiosos. El padre de Anna murió cuando ella era pequeña y por eso la niña se crió en la ciudad de Bruchsal con su madre, que era pobre. Anna se casó con un adinerado caballero mayor en 1905 y se mudó a la moderna ciudad de Düsseldorf, donde era gerente de una tienda de departamentos. En 1933 ya tenían dos hijos mayores.
1933-39: La cómoda vida de los Pfeffer se deshizo una vez que los nazis llegaron al poder. Los nazis arrestaron al hermano de Anna y lo deportaron a un campo de concentración, donde lo asesinaron. El hermano mayor de Anna, que se había casado con una mujer holandesa, emigró a los Países Bajos. Cuando su esposo se quedó sin trabajo, después del pogrom [Kristallnacht: la “Noche de los cristales rotos”] en noviembre de 1938, los Pfeffer también emigraron a los Países Bajos. Allí se unieron a su hijo mayor y su nuera.
1940-44: El esposo de Anna falleció, y ella se quedó en Ámsterdam con sus nietos. En mayo de 1940, los alemanes ocuparon los Países Bajos. Se ordenó a los judíos que se registraran y se restringieron sus derechos. Al igual que otros judíos, Anna perdió todas sus pertenencias. Un año después de que se le pidiera usar un distintivo amarillo para su identificación, la separaron de su familia y la enviaron a Westerbork, un campo de tránsito para judíos. Cuatro meses más tarde, la deportaron al ghetto de Theresienstadt en Checoslovaquia.
El 9 de octubre de 1944, Anna fue deportada de Theresienstadt a Auschwitz, donde la mataron con gas dos días más tarde. Tenía 58 años de edad.
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