Johanna Gerechter Neumann

Nos fuimos con diez marcos por persona. Llevábamos el pequeño paquete que habíamos hecho en Hamburgo, y ese paquete era lo único que teníamos. Llegamos a Bolonia al día siguiente y una vez allí no sabíamos qué hacer, porque para entonces ya habíamos usado los diez marcos la noche que pasamos en Munich, y la familia Meyer, de cinco personas, y los tres integrantes de la familia Gerechter estábamos de pie en el andén en Bolonia sin tener idea de adonde ir. Para nuestra sorpresa, la comunidad judía de Italia había organizado a los estudiantes italianos y, al parecer, en muchas ciudades adonde llegaban trenes procedentes de Alemania estos estudiantes se las arreglaban para estar ahí y se ocupaban de recibir a los alemanes y a los demás inmigrantes que huían de Alemania. Bien, recuerdo que dos estudiantes nos tomaron de la mano, nos llevaron a un hotel muy bonito y nos cuidaron durante toda una semana hasta que pudimos recibir dinero de nuestros parientes de Estados Unidos, y lo mismo le pasó a la familia Meyer. El dinero tenía que transferirse y, supongo que por entonces ya había telegramas, por supuesto, pero no sé cuánto tiempo tomaban esas cosas. Lo cierto es que esos estudiantes en Bolonia nos cuidaron una semana entera, nos mostraron la ciudad, nos alimentaron, nos llevaron a comer a restaurantes y cubrieron todas nuestras necesidades hasta que pudimos pagar nuestro pasaje de tren de Bolonia a Bari. En Bari nos embarcamos hacia Albania.