Inicio del diario

Ana Frank, a los doce años, en su pupitre. Ámsterdam, Holanda, 1941.

Ana Frank y su familia huyeron de Alemania después de que los nazis tomaron el poder en 1933 y se instalaron en los Países Bajos, donde Otto, su padre, tenía contactos comerciales. Los alemanes ocuparon Amsterdam en mayo de 1940, y dos años después las autoridades alemanas, con ayuda de sus colaboradores holandeses, comenzaron a capturar a los judíos para finalmente deportarlos a centros de exterminio.

En julio de 1942, Ana, su hermana Margot, su madre Edith y su padre decidieron ocultarse. Se apiñaron en un departamento secreto en el ático que había detrás de la oficina del negocio familiar en la calle Prinsengracht 263, donde también acabarían ocultándose cuatro judíos holandeses.

Durante el tiempo en que estuvieron ocultos, Ana llevó un diario en el que escribió acerca de sus temores, esperanzas y experiencias. Ana recibió su primer diario el 12 de junio de 1942, cuando cumplió 13 años. Ese día escribió:

Espero poder confiártelo todo, de un modo como no he podido hacerlo hasta ahora con nadie, y espero que seas un gran apoyo para mí.

¿Te interesa quizá saber saber si me gusta mi escondite? Debo decirte que yo misma no lo sé aún. Creo firmemente que nunca podré considerarme en mi hogar en esta casa, lo que no significa que ella sea lúgubre. Tengo más bien la impresión de que estoy en una pensión muy curiosa. Tal opinión a propósito de un escondite puede parecerte extraña, pero yo no lo veo de otra manera.
[11 de julio de 1942]

Me angustia más de lo que puedo expresar el que nunca podamos salir fuera, y tengo mucho miedo de que nos descubran y nos fusilen. Eso no es, naturalmente, una perspectiva demasiado halagüeña.
[11 de julio de 1942]

Ana también escribió cuentos cortos, cuentos de hadas y ensayos. En su diario reflexionó sobre sus “creaciones literarias”, como llamaba a sus escritos. El 2 de septiembre de 1943, comenzó a copiarlos meticulosamente en un cuaderno y elaboró un índice para que pareciera un libro publicado. Lo tituló "Cuentos y eventos desde el anexo". De vez en cuando, les leía algún cuento a los habitantes del anexo, y escribió sobre su intención de enviar uno de sus cuentos de hadas a una revista holandesa. Cada vez con más frecuencia expresaba su deseo de ser escritora o periodista.

El 28 de marzo de 1944 hubo una transmisión de radio del gobierno holandés en el exilio desde Londres, en la que se instaba a los holandeses a que escribieran diarios, cartas y artículos que documentaran la vida bajo la ocupación alemana. Motivada por este anuncio, Ana comenzó a editar su diario con la esperanza de publicarlo después de la guerra con el título "El anexo secreto". Desde el 20 de mayo hasta su arresto el 4 de agosto de 1944, transfirió casi dos tercios de su diario de los cuadernos originales a páginas sueltas, e hizo varias modificaciones durante ese proceso.

¡Figúrate una novela titulada El anexo secreto, cuya autora fuera yo! ¿Verdad que sería interesante? (El mero título ya haría pensar en una novela policial). Pero hablemos con seriedad. Diez años después de la guerra, seguramente causaría un extraño efecto mi historia de ocho judíos en su escondite, su manera de vivir, de comer y de hablar. Aunque de ello te haya dicho mucho, en realidad sabes muy poco, poquísimo.
[29 de marzo de 1944]

El 17 de abril de 1944, Ana comenzó a escribir lo que resultaría ser su último cuaderno del diario. En la primera página escribió sobre sí misma: “La máxima de la propietaria: ¡Lo que toda persona necesita es entusiasmo!”. Unos meses más tarde, ella y los demás habitantes del anexo celebraron la invasión aliada de Francia, que sucedió el 6 de junio de 1944. Estaban seguros de que la guerra pronto terminaría.

En una de sus últimas anotaciones, con fecha del 15 de julio de 1944, Ana escribió lo siguiente:

Me es absolutamente imposible construirlo todo sobre una base de muerte, miseria y confusión. Veo el mundo progresivamente transformado en desierto; oigo, cada vez más fuerte, el fragor del trueno que se acerca, y que anuncia tal vez nuestra muerte; me compadezco del dolor de millones de personas; y, sin embargo, cuando miro el cielo, pienso que todo eso cambiará y que todo volverá a ser bueno, que hasta estos días despiadados tendrán fin, y que el mundo conocerá de nuevo el orden, el reposo y la paz. Mientras lo espero, pongo mis pensamientos al abrigo y velo por ellos, para el caso de que, en los tiempos venideros, puedan todavía realizarse.

Tuya, Ana M. Frank.

El 4 de agosto de 1944, Ana, su familia y las otras personas que se ocultaban con ellos fueron detenidos por oficiales de las policías alemana y holandesa. Ana escribió por última vez en su diario el 1° de agosto de 1944.

El diario sobrevive

Extracto del diario de Ana Frank

Los Frank y las otras cuatro personas que se ocultaron con ellos fueron descubiertos por las SS y la policía alemanas el 4 de agosto de 1944. Un funcionario alemán y dos colaboradores de la policía holandesa los detuvieron ese mismo día. Poco después fueron enviados al campo de tránsito de Westerbork y de ahí a campos de concentración.

La madre de Ana, Edith Frank, murió en Auschwitz en enero de 1945. Ana y su hermana Margot murieron de tifo en el campo de concentración de Bergen-Belsen en febrero o marzo de 1945. Otto, su padre, sobrevivió a la guerra después de que las fuerzas soviéticas liberaron Auschwitz el 27 de enero de 1945.

Otto Frank describió posteriormente cómo fue la entrada de los nazis al anexo en el que se habían estado ocultando. Dijo que un miembro de las SS tomó una cartera y preguntó si contenía joyas. Cuando Otto Frank le respondió que solo contenía papeles, el hombre de las SS arrojó los papeles (y el diario de Ana Frank) al suelo y se marchó con la cuchillería y un candelabro de plata en su maletín. "Si se hubiera llevado el diario", recordaba Otto Frank, "nadie habría oído hablar jamás de mi hija".

Miep Gies, una de las ciudadanas holandesas que ocultó a los Frank durante el Holocausto, conservó el diario y los demás escritos de Ana Frank. Le entregó los papeles a Otto Frank el día en que él se enteró de la muerte de sus hijas. Otto organizó los papeles y trabajó tenazmente para que el diario se publicara, primero en holandés, en 1947. La primera edición estadounidense se publicó en 1952.

El Diario de Ana Frank no se convirtió en un éxito hasta que se adaptó al teatro y se estrenó en 1955, ganando el premio Pulitzer al siguiente año. El libro sigue siendo inmensamente popular, ya que se ha traducido a más de 70 idiomas y se han vendido más de 30 millones de ejemplares.

Hay tres versiones del diario. El primero es el diario tal y como Ana lo escribió, desde junio de 1942 hasta agosto de 1944. Ana esperaba publicar un libro basado en sus anotaciones, especialmente después de que un funcionario holandés anunciara en 1944 que planeaba recopilar los relatos de los testigos presenciales de la ocupación alemana. Entonces comenzó a editar su obra, dejando fuera algunos pasajes. Esa se convirtió en la segunda versión. Su padre creó una tercera versión con sus propias ediciones mientras trataba de publicar el diario después de la guerra.

La tercera versión es la más conocida a nivel popular. No todas las versiones contienen las críticas de Ana respecto a su madre ni las referencias al desarrollo de su curiosidad por el sexo, lo cual habría sido especialmente controversial en 1947.

La casa donde se ocultaron los Frank en Amsterdam también sigue atrayendo a gran cantidad de visitantes. La que ahora se conoce como la "casa de Ana Frank" atrajo en 2017 a más de 1.2 millones de visitantes.

Nuevo recurso educativo

Los alumnos estudian ejemplos de diarios escritos por jóvenes durante el Holocausto, y examinan en particular las formas en que Ana Frank, la diarista más famosa del Holocausto, pensaba acerca de su público mientras escribía. Al analizar estos diarios como fuentes, se anima a los estudiantes a pensar en sí mismos como actores históricos y a considerar de qué manera documentan sus experiencias para los futuros historiadores.