El “campo-ghetto” de Theresienstadt existió durante tres años y medio, entre el 24 de noviembre de 1941 y el 9 de mayo de 1945. Durante su existencia, cumplió con tres funciones:

1) En primer lugar, funcionó como campo de tránsito para los judíos checos que los alemanes deportaban a centros de exterminio, campos de concentración y campos de trabajos forzados en Polonia, Bielorrusia y los estados bálticos bajo ocupación alemana.

2) En segundo lugar, fue un ghetto-campo de trabajo al que las SS deportaron y en el que luego encarcelaron ciertas categorías de judíos alemanes, austriacos y checos según la edad, discapacidad por causa de servicio militar o por ser celebridad local en las artes y otros aspectos culturales. Con el fin de ocultar o dar información errónea sobre la aniquilación física de los judíos deportados desde el Gran Reich alemán, el régimen nazi utilizó la ficción general, principalmente dentro de Alemania, de que los judíos deportados serían reclutados para trabajo productivo en la zona este. Como parecía poco convincente que los judíos ancianos pudieran realizar trabajos forzados, los nazis usaron a Theresienstadt para ocultar la naturaleza de las deportaciones.

3) En tercer lugar, funcionó para retener a los judíos de los grupos anteriormente mencionados. Se esperaba que las condiciones de pobreza que había allí aceleraran la muerte de muchos deportados, hasta que las SS y la policía pudieran deportar a los sobrevivientes a los centros de exterminio de la zona este.

Theresienstadt no fue ni un ghetto como tal ni estrictamente un campo de concentración. Funcionó como “asentamiento”, campo de reunión y campo de concentración, y por eso se lo reconoció como ghetto y campo de concentración. Fue un establecimiento único que logró funcionar como herramienta de engaño.

ENGAÑO NAZI

Theresienstadt tuvo una importante función propagandística para los alemanes. El propósito declarado públicamente de la deportación de los judíos desde Alemania era su “reasentamiento en el este”, donde los obligarían a realizar trabajos forzados. Como parecía poco convincente que los judíos ancianos pudieran realizar trabajos forzados, los nazis usaron el ghetto de Theresienstadt para ocultar la naturaleza de las deportaciones. En la propaganda nazi, se describía cínicamente a Theresienstadt como una “ciudad balnearia” donde los judíos alemanes ancianos podían “jubilarse” con seguridad. Sin embargo, las deportaciones a Theresienstadt eran parte de la estrategia de engaño nazi. El ghetto era en realidad un centro de reunión para la deportación a ghettos y centros de exterminio en la Europa oriental bajo ocupación nazi.

Los alemanes cedieron a la presión posterior a la deportación de judíos daneses a Theresienstadt y permitieron que la Cruz Roja Internacional visitara el campo en junio de 1944. Todo fue un estudiado engaño. Los alemanes intensificaron las deportaciones desde el ghetto poco antes de la visita, y “embellecieron” el lugar. Crearon jardines, pintaron las casas y renovaron los cuarteles. Los nazis organizaron eventos sociales y culturales para los dignatarios visitantes. Una vez que terminó la visita, los alemanes reanudaron las deportaciones desde Theresienstadt, que continuaron hasta octubre de 1944.

DEPORTACIONES DESDE THERESIENSTADT

A partir de 1942, las autoridades de las SS deportaron a los judíos desde Theresienstadt a otros ghettos, campos de concentración y campos de exterminio en la Europa oriental bajo ocupación nazi. Las autoridades alemanas asesinaban a los judíos cuando llegaban a los ghettos de Riga, Varsovia, Lodz, Minsk y Bialystok, o los deportaban a los campos de exterminio. También salían transportes de Theresienstadt directamente hacia los campos de exterminio de Auschwitz, Majdanek y Treblinka. Decenas de miles de personas morían en el ghetto, en su mayoría a causa de enfermedades o de hambre. En 1942, la tasa de mortalidad dentro del ghetto fue tan alta que los alemanes construyeron, en la parte sur, un crematorio con capacidad para recibir casi 200 cuerpos por día.

De los aproximadamente 140.000 judíos trasladados a Theresienstadt, cerca de 90.000 fueron deportados a otros puntos de la zona este, donde encontrarían la muerte casi con seguridad. Unas 33.000 personas murieron en Theresienstadt.

VIDA CULTURAL EN THERESIENSTADT

A pesar de las terribles condiciones de vida y la constante amenaza de deportación, Theresienstadt tenía una desarrollada vida cultural. Destacados artistas judíos, principalmente procedentes de Checoslovaquia, Austria y Alemania, creaban dibujos y pinturas, algunos de ellos descripciones clandestinas de la cruel realidad del ghetto. Escritores, profesores, músicos y actores daban conferencias, conciertos y funciones de teatro. En el ghetto había una biblioteca con más de 60.000 volúmenes.

Quince mil niños pasaron por Theresienstadt. Aunque estaba prohibido, asistían a la escuela. Hacían pinturas, escribían poesías e intentaban mantener de alguna manera un vestigio de normalidad. Aproximadamente el 90 por ciento de esos niños perecieron en campos de exterminio.