Checoslovaquia
Checoslovaquia fue fundada en 1918, después de la disolución del Imperio Austro-Húngaro al finalizar la Primera Guerra Mundial. Incluía las provincias checas de Bohemia y Moravia, Eslovaquia, la provincia de Rutenia Subcarpática (Transcarpatia, de Ucrania), y partes de la Silesia austriaca.
Según los datos del censo anterior a la guerra, la población de Checoslovaquia estaba dividida según líneas étnicas (lengua materna) en aproximadamente 50 por ciento checa, 22,3 por ciento alemana, 16 por ciento eslovaca, 4,78 por ciento magiar (húngara), 3,79 por ciento ucraniana, 1,29 por ciento hebrea e yidish, y 0,57 por ciento polaca.
A pesar de su población multinacional y las tensas relaciones con sus vecinos, que codiciaban su territorio, Checoslovaquia siguió funcionando como una democracia parlamentaria hasta la crisis de Munich de 1938.
Anexión de los Sudetes
Después de la toma del poder nazi en 1933, Alemania exigió la “devolución” de la población de etnia alemana de Checoslovaquia, y la tierra en la que vivía, al Reich alemán. A fines del verano de 1938, Hitler amenazó con desencadenar una guerra europea, a menos que los Sudetes fueran cedidos a Alemania. Los Sudetes eran una zona de frontera de Checoslovaquia cuya población era en su mayoría de etnia alemana y que contaba con todas las posiciones defensivas del ejército checoslovaco en caso de una guerra con Alemania. Los líderes de Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania celebraron una conferencia en Munich los días 29 y 30 de septiembre de 1938. En lo que llegó a conocerse como el Pacto de Munich, aceptaron la anexión alemana de los Sudetes a cambio de que Hitler prometiera la llegada de la paz.
División de checoslovaquia
Como consecuencia del Pacto de Munich, renunciaron los líderes del gobierno democrático de Checoslovaquia, y el presidente Beneš abandonó el país y se fue a Francia. Al encontrarse bajo gran presión alemana desde afuera y presión separatista eslovaca desde adentro, lo que quedaba del estado se reestructuró en un régimen autoritario y pasó a llamarse Checo-Eslovaquia, para reflejar con este nombre la importante autonomía concedida a Eslovaquia. Estos esfuerzos no lograron impedir que la Alemania nazi instara a los otros vecinos de Checoslovaquia a que exigieran partes de su territorio. En el otoño de 1938, como resultado del Primer Premio de Arbitraje de Viena, Hungría anexó territorio en el sur de Eslovaquia, y Polonia anexó el distrito Tešin de la Silesia checa.
El 15 de marzo de 1939, la Alemania nazi invadió y ocupó las provincias checas de Bohemia y Moravia en lo que quedaba del estado checo-eslovaco, en flagrante contravención al Pacto de Munich. Las autoridades de la ocupación alemana convirtieron a las dos provincias en un protectorado alemán, anexado directamente al Reich, pero bajo el liderazgo de un Protector del Reich. Kontantin von Neurath, el ex ministro de Asuntos Exteriores alemán, fue Protector del Reich desde marzo de 1939 hasta que fue reemplazado por Reinhard Heydrich, el jefe de la RSHA. Después del asesinato de Heydrich a fines de la primavera de 1942, el jefe de policía Kurt Daluege asumió por poco tiempo el cargo de Protector del Reich. Entre 1943 y 1945, el ex ministro del Interior Wilhelm Frick desempeñó esa función.
Eslovaquia se convirtió en un estado independiente bajo el liderazgo de Jozef Tiso, sacerdote católico cuyos seguidores establecieron una dictadura fascista, autoritaria, unipartidaria, ampliamente influenciada por la jerarquía clerical católica separatista en política interna y estrechamente aliada con la Alemania nazi. El Partido del Pueblo Eslovaco era el partido gobernante. El régimen de Tiso se mantuvo en el poder hasta abril de 1945.
Dos meses más tarde, en mayo, Hungría tomó y anexó la provincia de Rutenia Subcarpática. Checoslovaquia, que se estableció como un nuevo estado en 1918, desapareció del mapa dos décadas después.
Los alemanes y sus colaboradores mataron a aproximadamente 263.000 judíos que habían vivido en el territorio de la República Checoslovaca en 1938.