Historia de la esvástica
La esvástica tiene una larga historia. Se usaba al menos 5.000 años antes de que Adolf Hitler diseñara la bandera nazi. La palabra “esvástica” proviene del sánscrito svastika, que significa “buena fortuna” o “bienestar”. El motivo (una cruz en forma de gancho) aparentemente se utilizó por primera vez en la Eurasia del Neolítico, quizás para representar el desplazamiento del sol en el cielo. En nuestros días es un símbolo sagrado para el hinduismo, el budismo, el jainismo y el odinismo. Es común verla en templos o casas en India o Indonesia. Las esvásticas también tienen una historia antigua en Europa, ya que aparecen en artefactos de culturas europeas anteriores al cristianismo.
El símbolo resurgió a fines del siglo XIX, después del extenso trabajo del famoso arqueólogo Heinrich Schliemann, quien descubrió la cruz en forma de gancho donde estaba la antigua Troya. Schliemann la relacionó con formas similares halladas en piezas de cerámica en Alemania y su teoría fue que era un “importante símbolo religioso de nuestros antepasados remotos”.
A principios del siglo XX, la esvástica se usaba mucho en Europa. Tenía numerosos significados. El más común era un símbolo de buena suerte y augurios. Sin embargo, al trabajo de Schliemann pronto lo continuaron movimientos völkisch, para quienes la esvástica era un símbolo de “identidad aria” y orgullo nacionalista alemán.
Esta conjetura de la ascendencia cultural aria del pueblo alemán probablemente sea uno de los motivos principales por los que el partido nazi adoptó formalmente la esvástica o Hakenkreuz (en alemán, cruz en forma de gancho) como su símbolo en 1920.
No obstante, el partido nazi no fue el único en usar la esvástica en Alemania. Después de la Primera Guerra Mundial, varios movimientos nacionalistas de extrema derecha adoptaron la esvástica como símbolo. La asociaron a la idea de un estado racialmente “puro”. Cuando los nazis obtuvieron el control de Alemania, las connotaciones de la esvástica habían cambiado para siempre.
En Mein Kampf, Adolf Hitler escribió: “Yo mismo, entre tanto, después de innumerables intentos, establecí la forma final; una bandera con fondo rojo, un disco blanco y una esvástica negra en el centro. Después de prolongadas pruebas, también hallé la proporción definitiva entre el tamaño de la bandera y el tamaño del disco blanco, así como la forma y el grosor de la esvástica”.
La esvástica se convertiría en el icono más reconocible de la propaganda nazi, y aparecería en la bandera a la que Hitler hace referencia en Mein Kampf, así como también en pósteres para las elecciones, bandas para el brazo, medallones y distintivos para organizaciones militares y de otra naturaleza. La esvástica fue un símbolo poderoso usado para provocar orgullo entre los arios, pero también causó terror a los judíos y otros grupos considerados enemigos de la Alemania nazi.
A pesar de sus orígenes, la esvástica se ha relacionado tanto con la Alemania nazi que los usos actuales frecuentemente generan controversia.