En Europa, el antisemitismo, el nacionalismo, el odio étnico, el anticomunismo y el oportunismo indujeron a ciudadanos de los países ocupados por Alemania a colaborar con los nazis en el genocidio de los judíos de Europa. Esa colaboración fue un elemento crucial de la "solución final". Los colaboradores cometieron algunas de las peores atrocidades del Holocausto.

Una serie de aliados alemanes (los países del Eje) cooperaron con los nazis promulgando y haciendo cumplir leyes antisemitas y ayudando en la deportación de judíos a campos de exterminio. En los estados aliados de Alemania, las organizaciones paramilitares fascistas aterrorizaron, robaron y asesinaron a judíos locales, tanto por indicación alemana como por iniciativa propia. La Guardia Hlinka de Eslovaquia, la Guardia de Hierro de Rumania, los Ustasha de Croacia y la Cruz Flechada de Hungría fueron responsables de las muertes de miles de judíos en su territorio nacional.

El gobierno croata pronazi de los Ustasha construyó sus propios campos de concentración. A fines de 1941, dos tercios de los judíos de Croacia (más de 25.000) fueron deportados a los campos. La mayoría fueron asesinados al llegar. Los croatas también mataron al menos a unos 250.000 serbios.

Los regímenes colaboracionistas de Italia y Hungría no entregaron judíos para deportarlos hasta que Alemania ocupó esos países. Bulgaria cooperó con los nazis en la deportación de judíos extranjeros, pero no deportó a los judíos que tenían ciudadanía búlgara. La policía y las unidades militares rumanas asesinaron tanto a judíos rumanos deportados como a judíos ucranianos de la Ucrania bajo ocupación rumana, pero se negaron a deportar a judíos de la propia Rumania.

Además de los países del Eje, muchas personas de los países ocupados por los nazis colaboraron con los nazis. Los colaboradores bálticos y ucranianos desempeñaron un papel particularmente importante en el asesinato de judíos de Europa oriental. Muchos sirvieron como guardias en los campos de exterminio y estuvieron involucrados en el gaseo de cientos de miles de judíos. Lituanos, letones, estonios, bielorrusos y ucranianos formaron espontáneamente grupos que la policía y las SS alemanas luego organizaron. Estas unidades se convirtieron en auxiliares de policía despiadados y confiables que apoyaron a las SS y la policía alemana en la masacre de cientos de miles de judíos en la Unión Soviética bajo ocupación.

El gobierno francés de Vichy cooperó con los nazis promulgando el Statut des Juifs (Ley de los judíos), que definía a los judíos por su raza y restringía sus derechos. Las autoridades de Vichy también colaboraron activamente estableciendo campos de reclusión en el sur de Francia, arrestando a judíos extranjeros y franceses y ayudando en la deportación de judíos (principalmente judíos extranjeros que residían en Francia) hacia los campos de exterminio de la Polonia ocupada.

Tras la invasión alemana de Noruega en abril de 1940, Vidkun Quisling, un fascista noruego, se proclamó primer ministro. Los alemanes rápidamente se desilusionaron de él y establecieron su propia administración, pero en ocasiones lo usaban como figura decorativa. La policía y las formaciones paramilitares noruegas ayudaron a las SS y a las unidades de la policía alemana en la deportación de judíos a Auschwitz-Birkenau.

La colaboración de los países del Eje y de los gobiernos pronazis fue esencial para que los nazis implementaran la "Solución final". La policía y los gobiernos pronazis ayudaron en el arresto y la deportación de judíos a campos de exterminio, participaron activamente en la matanza de judíos y en muchos casos cometieron atrocidades contra sus conciudadanos judíos dentro de sus propias fronteras nacionales.