El último de los 3.000 corredores a cargo de portar la antorcha olímpica desde Grecia enciende la llama olímpica en Berlín para ...

El 13 de mayo de 1931, el Comité Olímpico Internacional, liderado por el Conde Henri Baillet-Latour de Bélgica, escogió a Berlín como sede de las Olimpíadas de Verano de 1936. Esto significó el regreso de Alemania a la comunidad internacional tras su derrota en la Primera Guerra Mundial.

Dos años después, Adolf Hitler, líder del partido nazi, asumió el cargo de Canciller de Alemania y transformó rápidamente la frágil democracia alemana en una dictadura unipartidista. La policía arrestó a miles de detractores políticos y los encarceló en campos de concentración sin juicio mediante. Asimismo, el régimen nazi puso en práctica políticas raciales que apuntaban a "purificar" y fortalecer al pueblo "ario" germano. Tras la puesta en marcha de una implacable campaña, Alemania comenzó a excluir a medio millón de judíos de todos los aspectos de la vida germana.

Durante dos semanas en agosto de 1936, la dictadura nazi de Adolf Hitler camufló su carácter racista y militarista mientras era anfitrión de las Olimpíadas de Verano. Dejando de lado su agenda antisemita y los planes de expansión territorial, el régimen explotó las Olimpíadas para impresionar a miles de espectadores y periodistas extranjeros presentando la imagen de una Alemania pacífica y tolerante. Alemania promovía hábilmente las Olimpíadas mediante coloridos pósteres y anuncios a doble página. Las imágenes de los atletas relacionaban a la Alemania nazi con la antigua Grecia. Dichas representaciones simbolizaban el mito racial nazi que sostenía que la superior civilización germana era la legítima heredera de una cultura "aria" de la antigüedad clásica. Los esfuerzos propagandísticos concertados se extendieron mucho más allá de las Olimpíadas con el lanzamiento internacional, en 1938, de “Olympia”, el controvertido documental sobre las Olimpíadas realizado por la cineasta Leni Riefenstahl.

El 1 de agosto de 1936 Hitler inauguró los Juegos de la 11° edición de las Olimpíadas. Las fanfarrias dirigidas por el famoso compositor Richard Strauss anunciaron la llegada del dictador a la multitud en su gran mayoría alemana. Cientos de atletas en uniformes de gala de debut marcharon hacia el estadio, equipo por equipo, en orden alfabético. Dando inicio a un nuevo ritual olímpico, un corredor solitario llegó portando una antorcha que, de relevo en relevo, inició su recorrido en la sede de las antiguas Olimpíadas de Olimpia, en Grecia.

Las Olimpíadas de 1936 fueron las primeras en realizar el recorrido de la antorcha. Cada uno de los 3.422 corredores encargados de portar la antorcha corrió un kilómetro (0,6 millas) a lo largo del recorrido de relevos desde la sede de las antiguas Olimpíadas en Olimpia, Grecia, hasta Berlín. El ex-atleta olímpico alemán Carl Diem modeló el relevo de acuerdo con el que se había corrido en Atenas en 80 A.C. Se adecuaba perfectamente a los propagandistas nazis, que usaban desfiles y marchas con antorchas encendidas para atraer a los alemanes, especialmente a los jóvenes, al movimiento nazi. La antorcha fue realizada en 1936 por Krupp, una compañía alemana reconocida por su producción de acero y armamentos.

La apertura de las Olimpiadas de verano de 1936