Escaparate hecho trizas de una tienda de propiedad judía destruida durante la Kristallnacht (la "Noche de los cristales rotos"). Berlín, Alemania, 10 de noviembre de 1938.
Se pasa lista a los prisioneros recién llegados, la mayoría judíos arrestados durante Kristallnacht ("la noche de vidrios rotos"), en el campo de concentración de Buchenwald. Buchenwald, Alemania, 1938.
Estos rollos del Tora, uno de una sinagoga de Viena y el otro de Marburg, eran profanados durante Kristallnacht (la "noche de vidrios rotos"), el pogrom violento anti-judío del 9 y el 10 de noviembre de 1938. El pogrom ocurrió por toda Alemania, que en ese momento incluía Austria y la región del Sudetenland de Checoslovaquia. Los rollos del Tora fotografiados aquí fueron recuperados por individuos alemanes y protegidos hasta después de la guerra.
Dora, sus padres, su hermano, su tía, su tío y dos primos vivían juntos en la casa de su abuelo en Essen, Alemania. Los Unger eran una familia judía practicante y, cuando Dora tenía 8 años, comenzó a asistir regularmente a reuniones de Brit HaNoar, una organización juvenil religiosa.
1933-39: En octubre de 1938, cuando yo estaba en la piscina municipal, una maestra se me acercó con lágrimas en los ojos y me dijo: "Los judíos ya no pueden nadar aquí". Apenas unas semanas después, el 9 de noviembre, los judíos fueron arrestados y sus propiedades fueron destruidas. Un vecino trató de protegernos, pero esa noche toda nuestra familia se amontonó y los nazis descubrieron nuestra casa. De repente, un hacha voló por la ventana y me dio en la cabeza. Unos días más tarde, huimos a los Países Bajos.
1940-45: En Ámsterdam, como refugiados, mis padres no tenían permitido trabajar y no nos podían mantener a mí ni a mi hermano. Una organización de ayuda judía me mandó a Buergerweeshuis, un orfanato donde había 80 niños refugiados judíos. Justo después de que los alemanes invadieran los Países Bajos en mayo de 1940, "Mama Wysmueller", una danesa que trabajaba para rescatar a miles de niños consiguiéndoles pasajes a Inglaterra, vino y nos dijo a todos que nos vistiéramos. Fuimos trasladados en autobús hasta un muelle y nos pusieron en el barco Bodengraven.
Dora pasó el resto de la guerra en Inglaterra. Sus padres y su hermano murieron en los campos de Sobibor y Auschwitz. Dora emigró a Israel en 1946.
Inge era hija única de Berthold y Regina Auerbacher, judíos religiosos que vivían en Kippenheim, un pueblo en el suroeste de Alemania, cerca de la Selva Negra. Su padre era un comerciante de tejidos. La familia vivía en una gran casa con diecisiete cuartos y empleaban sirvientes.
1933-39: El 10 de noviembre de 1938 [la fecha de Kristallnacht], matones tiraron piedras y rompieron todas las ventanas de nuestra casa. Ese mismo día, la policía arrestó a mi padre y abuelo. Mi madre, mi abuela y yo pudimos escondernos en un cobertizo hasta que la situación se calmó. Cuando salimos, los hombres judíos del pueblo habían sido llevados al campo de concentración de Dachau. Mi padre y mi abuelo pudieron volver a casa unas semanas después, pero en mayo de 1939 mi abuelo murió de un ataque al corazón.
1940-45: Cuando tenía siete años, fui deportada con mis padres al ghetto de Theresienstadt en Checoslovaquia. Cuando llegamos, se llevaron todas nuestras cosas, salvo la ropa que teníamos puesta y mi muñeca, Marlene. Las condiciones del campo eran duras. Las papas tenían el valor de diamantes. Tenía hambre, tenía miedo y estaba enferma casi todo el tiempo. Para mi octavo cumpleaños, mis padres me dieron una tortita de papas con un poco de azúcar; para mi noveno cumpleaños, una ropita hecha con trapos para mi muñeca; y para mi décimo cumpleaños, un poema escrito por mi madre.
El 8 de mayo de 1945, Inge y sus padres fueron liberados del ghetto de Theresienstadt donde habían pasado casi tres años. Emigraron a los Estados Unidos en mayo de 1946.
Kristallnacht (literalmente, "noche de cristal") se traduce generalmente del alemán como "Noche de los cristales rotos"; hace referencia al violento pogrom antisemita del 9 y 10 de noviembre de 1938. El pogrom se llevó a cabo en toda Alemania, que en ese entonces incluía Austria y la región de los Sudetes en Checoslovaquia. Cientos de sinagogas en todo el Reich alemán fueron atacadas, destrozadas, saqueadas y destruidas. Muchas fueron incendiadas. Se ordenó a los bomberos que dejaran arder las sinagogas, pero que evitaran que las llamas afectaran las estructuras aledañas. También se destruyeron las vidrieras de miles de tiendas cuyos dueños eran judíos, y sus mercancías fueron saqueadas. Asimismo, se profanaron cementerios judíos. Muchos judíos fueron atacados por pandillas de las Tropas de Asalto (SA). Al menos 91 judíos murieron en el pogromo.
La noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, el régimen nazi coordinó una oleada de violencia antisemita en la Alemania nazi, la cual se conoce como Kristallnacht o "la noche de los cristales rotos". El ataque recibió este nombre debido a los vidrios de los aparadores hechos añicos que cubrieron las calles después de la violencia.
Se suponía que esta violencia parecería un estallido espontáneo de ira contra los judíos. De hecho, los líderes nazis la coordinaron activamente con el apoyo de Adolf Hitler. En la noche del 9 de noviembre, les ordenaron a los miembros de los grupos paramilitares del Partido Nazi (las SS, las SA y las Juventudes Hitlerianas) que atacaran las comunidades judías.
En las siguientes horas y días, grupos organizados de nazis causaron estragos en las vidas de los judía de la Alemania nazi. Incendiaron cientos de sinagogas. Destrozaron miles de negocios de judíos, rompiendo los vidrios de los aparadores. Causaron daños en cementerios y casas de judíos. Los dirigentes nazis le dijeron a la policía y a las brigadas de bomberos que ignoraran los ataques. Las fuerzas de policía no protegieron a los judíos ni a sus propiedades. Las brigadas de bomberos no apagaron los incendios de las sinagogas. Cientos de judíos murieron durante la Kristallnacht y como resultado de esta.
A la mañana siguiente, el régimen nazi le ordenó a la policía que arrestara a unos 30,000 judíos alemanes. Estos hombres no habían cometido ningún delito. La policía los arrestó simplemente por ser judíos. Fueron enviados a campos de concentración como el de Dachau y el de Buchenwald. Los arrestos escandalizaron y aterraron a las familias y comunidades judías. Las autoridades nazis liberaron a muchos de estos hombres, en los casos en que sus familias pudieron demostrar que tenían planes de salir de Alemania. Otros murieron en esos campos.
La noche de los cristales rotos fue un momento decisivo para los judíos de Alemania. Posteriormente, muchos judíos concluyeron que no tenían futuro en la Alemania nazi.
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