El delegado de Estados Unidos Myron Taylor pronuncia un discurso en la Conferencia de Evian sobre los refugiados judíos de la Alemania nazi. Evian-les-Bains, Francia, 15 de julio de 1938.
Entre 1933 y 1939, los judíos de Alemania fueron objeto de detenciones, boicots económicos, pérdida de derechos civiles y de ciudadanía, encarcelamiento en campos de concentración, violencia al azar y el pogromo de la Kristallnacht(la "Noche de los cristales rotos"), organizado por el estado. Los judíos reaccionaron a la persecución nazi de diversas maneras. Al ser segregados por la fuerza de la sociedad alemana, los judíos alemanes recurrieron a sus propias instituciones y organizaciones sociales, y las expandieron. Sin embargo, ante la creciente represión y violencia física, muchos judíos huyeron de Alemania, aunque más podrían haberse ido si países como Estados Unidos y Gran Bretaña hubieran estado más dispuestos a admitirlos.
Álbum de fotos con fotografías tomadas por un pasajero a bordo del "St. Louis", con una imagen del barco en la portada. En 1939, este buque de pasajeros alemán trasladó a refugiados judíos que buscaban asilo temporal en Cuba. Fue obligado a volver a Europa después de que Cuba rechazara la entrada de los refugiados al país.
Como la política antisemita nazi se intensificaba, la familia de Kurt decidió irse de Alemania. Kurt se fue a Estados Unidos en 1937, pero sus padres no se pudieron ir antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los padres de Kurt finalmente fueron deportados a Auschwitz, en la Polonia ocupada por los alemanes. En 1942, Kurt se incorporó al ejército de Estados Unidos y fue entrenado en inteligencia militar. En Europa, interrogaba prisioneros de guerra. En mayo de 1945, participó en la rendición de un pueblo de Checoslovaquia y volvió al día siguiente para ayudar a más de 100 mujeres judías que habían sido abandonadas durante una marcha de la muerte. La futura esposa de Kurt, Gerda, era una de las mujeres de este grupo.
Mientras el antisemitismo intensificaba antes de la guerra, la familia de Hessy huyó de Alemania a Paris, Francia. Francia cayó al ejército alemán en junio de 1940. La familia de Hessy pasó de contrabando a la "zona libre" en el sur de Francia. La familia recibió una visa de los Estados Unidos en 1941, pero no pudieron salir antes de que la visa venciera y no pudieron obtener una extensión. En 1942, la familia consiguió visas para entrar a Cuba, donde se asentaron antes de emigrar a los Estados Unidos en 1949.
1933-39: Trasladé a mi familia a la ciudad de Bielefeld, donde estoy trabajando para una organización de ayuda a los judíos. Las peticiones de los judíos de esta zona de irse de Alemania se han multiplicado desde una noche del pasado mes de noviembre, cuando los nazis destrozaron ventanas de tiendas judías e incendiaron sinagogas en todo el país [Kristallnacht, la “Noche de los cristales rotos”]. Lamentablemente, los Estados Unidos y otros países tienen cupos de inmigración, por lo cual solo una parte de los refugiados judíos puede obtener visas.
1940-44: Nos han deportado al ghetto de Theresienstadt en Checoslovaquia. Como privilegio especial porque yo gané la Cruz de Hierro alemana en la Primera Guerra Mundial, nos han enviado aquí en vez de a un campo de concentración más al este. No obstante, a diario sufrimos la amenaza de deportación a un campo, y siempre pasamos hambre. A Margot, nuestra hija de 15 años, la han asignado a una cuadrilla que sale del ghetto todos los días para trabajar en una granja. A veces nos trae verduras de contrabando escondiéndolas debajo de su blusa.
En mayo de 1944, descubrieron a Carl robando comida, y lo deportaron con su familia a Auschwitz. Se cree que todos perecieron allí, excepto Margot, que sobrevivió a la guerra.
En medio de la intensificación de las medidas que se tomaron contra los judíos y el pogrom de la Kristallnacht (“la noche de los cristales rotos”) de 1938, la familia de Johanna decidió irse de Alemania. Consiguieron visas para Albania, cruzaron Italia y se embarcaron en 1939. Permanecieron en Albania bajo la ocupación italiana y, después de la rendición de Italia en 1942, bajo la ocupación alemana. La familia fue liberada en diciembre de 1944, tras una batalla entre los alemanes y miembros de la resistencia albanesa.
Entre 1933 y 1941, los nazis tenían como objetivo dejar a Alemania judenrein (limpia de judíos) volviéndoles la vida tan difícil que se verían forzados a abandonar el país. En 1938, unos 150.000 judíos alemanes, uno de cada cuatro, ya habían huido del país. Sin embargo, después que Alemania se anexara Austria en marzo de 1938, unos 185.000 judíos más quedaron bajo el poder de los nazis. Muchos judíos no pudieron encontrar países dispuestos a aceptarlos.
Muchos judíos alemanes y austríacos trataron de irse a Estados Unidos pero no pudieron obtener las visas necesarias para ingresar. Aunque la noticia de los violentos pogroms de noviembre de 1938 fue ampliamente divulgada, los estadounidenses se mantenían renuentes a recibir refugiados judíos. En medio de la Gran Depresión, muchos estadounidenses creían que los refugiados competirían con ellos para obtener empleo y sobrecargarían los programas sociales pensados para asistir a los necesitados.
En 1924, el Congreso había establecido cupos de inmigración que limitaban la cantidad de inmigrantes y discriminaban a grupos considerados indeseables desde el punto de vista racial o étnico. Esos cupos siguieron existiendo incluso después que el presidente Franklin D. Roosevelt, en respuesta a la creciente presión política, llamara a una conferencia internacional para atender el problema de los refugiados.
En el verano de 1938, los delegados de treinta y dos países se reunieron en la ciudad turística francesa de Evian. Roosevelt optó por no enviar un funcionario de alto rango, como el secretario de estado, a Evian; en su lugar, Myron C. Taylor, un empresario y amigo cercano de Roosevelt, representó a EE.UU. en la conferencia. Durante la reunión de nueve días, un delegado tras otro expresó su compasión por los refugiados, pero la mayoría de los países, incluyendo a Estados Unidos y Gran Bretaña, ofrecieron excusas por no admitir más refugiados.
En respuesta a Evian, el gobierno alemán tuvo el beneplácito de declarar que "asombroso" era el hecho de que los países extranjeros criticaran a Alemania por su trato a los judíos, pero que ninguno de ellos quisiera abrirles las puertas cuando "se les ofrecía la oportunidad".
Incluso los esfuerzos de algunos estadounidenses para rescatar niños fallaron: el proyecto de ley Wagner-Rogers, una iniciativa para admitir como refugiados a 20.000 niños judíos en peligro, no fue apoyada por el Senado en 1939 ni en 1940. Los prejuicios raciales ampliamente difundidos entre los estadounidenses —incluso actitudes antisemitas de parte de funcionarios del Departamento de Estado de EE.UU.— influyeron en el hecho de que no se admitiera más refugiados.
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