Plano del buque de pasajeros de doble hélice "St. Louis", que muestra los números de los camarotes y las cabinas. En 1939, este buque alemán trasladó a casi mil refugiados judíos que buscaban asilo temporal en Cuba. Fue obligado a volver a Europa después de que Cuba y luego Estados Unidos rechazaran la entrada de los refugiados.
Gerda y sus padres obtuvieron visas para viajar por barco a Cuba en el "St. Louis" en mayo de 1939. Cuando el barco llegó al puerto de Habana, la mayoría de los refugiados fueron negados la entrada y el barco tuvo que volver a Europa. Gerda y sus padres desembarcaron en Bélgica. En mayo de 1940, Alemania atacó a Bélgica. Gerda y su madre escaparon a Suiza. Después de la guerra, se les dijo que el padre de Gerda había muerto durante la deportación.
Gerda era hija única de padres judíos. Vivían en Breslau, una ciudad grande industrial sobre el río Oder. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad judía de Breslau era la tercera más grande en Alemania. Su padre trabajaba de vendedor para una compañía de ferretería y materiales de construcción. Gerda iba a una escuela publica hasta los nueve años cuando fue admitida a una escuela católica para nenas.
1933-39: Caminé a través de la ciudad para ver la situación después de un pogrom. Las ventanas de los negocios judíos habían sido rotas. Una sinagoga quemada seguía arder sin llama. Les supliqué a mis padres de que nos fuéramos de Alemania. Meses después, decidieron que teníamos que huir. Obtuvimos visas a Cuba y partimos de Hamburgo abordo el barco “St. Louis” el 13 de mayo de 1939. Cuando llegamos a Cuba el 27, nos dijeron que nuestras visas eran invalidas. Negados la entrada tuvimos que volver a Europa.
1940-44: Disfrazadas de mujeres campesinas, mi madre y yo manejamos un vagón de heno pasando la patrulla de la frontera alemana hacia un campo en la frontera de Francia y Suiza. Caminamos por un barranco pequeño, cruzamos un arroyo y pasamos por debajo de una cerca de alambre de púas que marcaba la frontera oficial. Pero fuimos aprehendidas por los guardias de la frontera suiza y retenidas por la noche. El próximo día fuimos puestas en un tren con otros refugiados. Nadie no dijo donde íbamos o que nos iba a pasar.
Gerda fue internada en un campo de refugiados en Suiza por dos años, y después trabajó en Bern en una fabrica de blusas hasta el final de la guerra. Emigró a los Estados Unidos en 1949.
Los padres judíos de Liane eran de origen polaco y se casaron en Viena, donde vivieron en un apartamento de 14 habitaciones en un barrio de clase media cerca del río Danubio. El padre de Liane era dentista y tenía el consultorio en su casa.
1933-39: Después de que Alemania se anexara Austria en 1938, mi padre fue encontrado muerto (probablemente se haya suicidado). En mayo de 1939, cuatro meses antes del estallido de la guerra, mi madre reservó pasajes para el St. Louis, un barco que iba rumbo a Cuba. Pero las autoridades cubanas hicieron que el barco regresara. Junto con algunos otros refugiados del barco, mi madre, mi hermano y yo desembarcamos en la ciudad francesa de Boulogne y fuimos enviados en dirección sur a Loudun.
1940-44: Los alemanes invadieron Francia. Pronto abordamos un tren a Limoges, que no había sido tomada por los alemanes. Al principio nos albergaron en un estadio que se usaba para espectáculos circenses, donde dormíamos en las filas de gradas de piedra. Casi no nos daban nada de comer; durante el transcurso de un día mis comidas consistían en un poco de leche, lentejas hervidas y pan del día anterior. De vez en cuando había papas o un huevo. Cuando cumplí 6 años, mi madre me dio el regalo más lindo que haya recibido: un durazno y algunas frutas secas.
En 1941 los Reif se radicaron en Nueva York, después de que algunos parientes consiguieran mandarles pasajes a Estados Unidos a través de Portugal. Más tarde, Liane se doctoró en química.
Oficiales belgas en la pasarela del "St. Louis" después de que el barco se viera obligado a regresar a Europa desde Cuba. Bélgica permitió la entrada a algunos de los pasajeros. Amberes, Bélgica, junio de 1939.
La travesía del St. Louis, un buque de pasajeros alemán, pone de relieve dramáticamente las dificultades que enfrentaron muchas de las personas que intentaban escapar del terror nazi. En mayo de 1939, 937 pasajeros, la mayoría refugiados judíos, partieron de Hamburgo (Alemania) hacia Cuba. La mayoría tenía planificado emigrar a Estados Unidos y se encontraban en lista de espera para su admisión. Todos los pasajeros poseían certificados de desembarco que les permitían ingresar a Cuba, pero cuando el St. Louis llegó al puerto de La Habana, el presidente de Cuba se negó a respetar los documentos.
Después de que el barco abandonó el puerto de La Habana, navegó tan cerca de la costa de Florida que los pasajeros podían ver las luces de Miami. El capitán solicitó ayuda, pero fue en vano. Los barcos de la guardia costera de EE.UU. patrullaban las aguas para asegurarse de que nadie saltara en busca de libertad, y no permitieron que el barco atracara en EE.UU. El St. Louis regresó a Europa. Bélgica, los Países Bajos, Inglaterra y Francia aceptaron los pasajeros, pero en pocos meses los alemanes invadieron a Europa occidental. Cientos de pasajeros que habían desembarcado en Bélgica, los Países Bajos y Francia terminaron siendo víctimas de la "Solución final" de los nazis.
FECHAS CLAVES
SÁBADO, 13 DE MAYO DE 1939 937 REFUGIADOS JUDÍOS HUYEN DE LA ALEMANIA NAZI Y NAVEGAN RUMBO A LA HABANA, CUBA Un buque de pasajeros alemán, el St. Louis, parte del puerto de Hamburgo con aproximadamente 900 pasajeros, principalmente refugiados judíos que tenían permiso para desembarcar en Cuba. El 15 de mayo de 1939, el St. Louis se detiene en Cherbourg, Francia, para recoger más pasajeros. La cantidad total de pasajeros llega a 937. El barco navega rumbo a La Habana, Cuba. Sin embargo, lo que el capitán y los pasajeros no saben es que el gobierno cubano ha invalidado todos los permisos de desembarque.
27 DE MAYO DE 1939 EL PRESIDENTE CUBANO LES NIEGA LA ENTRADA A LOS REFUGIADOS El St. Louis llega al puerto de La Habana, pero a los pasajeros no se les permite abandonar el barco. El presidente cubano, Federico Laredo Brú, se niega a aceptar sus permisos de desembarque. Menos de 30 pasajeros cumplen con los nuevos requisitos para la visa y se les permite ingresar a Cuba. El barco queda anclado en el puerto de La Habana durante seis días con la esperanza de que finalmente se les permita desembarcar a los refugiados. Los refugiados judíos que ya están en Cuba toman embarcaciones para ir al puerto y alcanzar a ver a sus familiares que están en el barco. El 2 de junio de 1939, el presidente Brú insiste en que el St. Louis abandone el puerto de La Habana. El barco navega hacia el norte, cerca de la costa de Florida. Los refugiados esperan que Estados Unidos les permita desembarcar.
6 DE JUNIO DE 1939 LOS REFUGIADOS JUDÍOS ABANDONAN LAS ESPERANZAS DE ENCONTRAR ASILO Y NAVEGAN RUMBO A EUROPA Al no poder atracar en Cuba ni en Estados Unidos, el St. Louis se ve obligado a volver a Europa. Otros países aceptan a los refugiados: Bélgica acepta 214; los Países Bajos, 181; Gran Bretaña, 287; y Francia, 224. El 17 de junio de 1939, el St. Louis atraca en Amberes (Bélgica) y los pasajeros son llevados a los países que les ofrecieron asilo. Cientos de pasajeros que habían desembarcado en Bélgica, los Países Bajos y Francia terminan siendo víctimas de la "Solución final" de los nazis.
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