Además de los judíos, los nazis persiguieron también a otros grupos. Entre las primeras víctimas de la discriminación nazi en Alemania estuvieron los oponentes políticos—primariamente comunistas, socialistas, demócratas sociales, y unionistas. En 1933, los nazis establecieron el primer campo de concentración, Dachau, como un centro de detención para prisioneros políticos. Los nazis también persiguieron autores y artistas cuyos trabajos consideraban subversivos o que eran judíos.

Soldados alemanes llevan rehenes polacos con los ojos vendados a un sitio de ejecución.

Aunque los judíos eran el objetivo principal, los nazis también dirigían el racismo a los gitanos roma. Las interpretaciones de las Leyes de Nuremberg de 1935 (que definían a los judíos por sangre) fueron luego adaptadas para incluir los roma. Los nazis calificaron los roma como no trabajadores y “asocial”—improductivos y inadecuados socialmente. Los Roma deportados al gueto de Lodz estuvieron entre los primeros muertos en los camiones de gas en el campo de Chelmno en Polonia. Los nazis también deportaron los roma al campo de Auschwitz-Birkenau, donde casi todos de ellos murieron en las cámaras de gas.

Los nazis veían a los polacos y otros eslavos como inferiores, y los marcaron para subyugación, trabajos forzados, y eventual aniquilación. Los polacos que eran considerados ideológicamente peligrosos (incluyendo intelectuales y sacerdotes católicos) fueron el blanco de ejecución en una operación llamada AB-Aktion. La orden del Comisario Político marcó a oficiales de alto nivel en la Unión Soviética y el partido Comunista para su asesinato. Los prisioneros de guerra soviéticos recibieron tratamiento especialmente brutal; más de tres millones murieron durante las operaciones de los Einsatzgruppen (equipo móvil de matanza) y durante su encarcelación en campos de prisioneros de guerra o campos de concentración.

Los nazis encarcelaron a los líderes de la iglesia cristiana que se oponían al nazismo, así como a Testigos de Jehová que se negaban a saludar a Adolf Hitler o a servir en el ejército alemán (Wehrmacht). A través del programa de Eutanasia, los nazis asesinaron individuos considerados “incapacitados” mental o físicamente. Los nazis también persiguieron homosexuales masculinos, cuya conducta “impura” era considerada un obstáculo a la preservación del pueblo alemán. Homosexuales “crónicos” fueron encarcelados en campos de concentración, como así también individuos acusados de otras conductas “asociales” o criminales.