Ben nació en una pequeña villa de Rumania, en los Montes Cárpatos de Transilvania. Cuando era un bebé, su familia se mudó a Estados Unidos. Ben asistió a la Universidad Harvard, donde estudió derecho penal. Se graduó de la Facultad de Leyes de la Universidad Harvard en 1943. Se unió a un batallón de artillería antiaérea estadounidense que estaba recibiendo entrenamiento en preparación para una invasión aliada de Europa occidental. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial en Europa, Ben fue transferido a la división de investigaciones de crímenes de guerra del ejército estadounidense. Se le encargó que reuniera pruebas contra presuntos criminales de guerra nazis y y los aprendiera. Posteriormente, se convirtió en el fiscal en jefe de Estados Unidos en el caso Einsatzgruppen durante el posterior proceso de Nuremberg.
Cuando los campos estaban a punto de ser liberados, los alemanes intentaron sacar a los reclusos, a los que aún podían caminar o trabajar. Dejaron atrás a los que estaban demasiado enfermos para que los mataran o murieran. Pero los sacaron marchando. Y marcharon, creo que fue desde Flossenbürg hasta Dachau, o a uno de los campos. Y los llevaron por los bosques y marchaban de noche, y si alguien vacilaba en el camino, lo fusilaban de inmediato; si alguien se detenía para tratar de recoger una patata o comer una raíz o algo, lo fusilaban. Y logré seguir este rastro a través del bosque, eh, de fosas comunes: 10, 20, 30, 50 asesinados. Y hacía que el granjero más cercano me diera pistas. Me decían: “Ah sí, anoche escuchamos disparos ahí, hubo un tiroteo”. “¿Dónde fue?” “Ahí, en el bosque”. Y yo les decía: “¡Vamos!”. Y nos íbamos al bosque y encontrábamos un lugar recién excavado, y yo les decía: “Tomen unas palas”, y paraba a algunos alemanes en la calle: “Tomen esas palas, desentiérrenlos”, y desenterrábamos los cuerpos de, eh, gente a la que obviamente le habían disparado en la cabeza. Por lo general, les volaban la parte superior del cráneo, eh, les disparaban probablemente de rodillas por la espalda, eh, algunos de ellos todavía estaban atados, eh, ya sabes, los cubrían ligeramente con seis pulgadas de tierra o algo así. Así pude seguir el rastro de los crímenes que se cometieron a todo lo largo del camino.
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