Julian Noga

Había tantas, pero tantas cosas malas que pasaban en Flossenbürg. La vida cotidiana era terrible. Uno se levantaba a las 4.30... rápido, rápido e iba a la cantera, trabajaba 12 horas, 6 días a la semana, 12 horas al día. El domingo, antes del mediodía hacíamos quehaceres cotidianos. Limpiar los casilleros, limpiar la barraca, bañarnos y todo. Luego teníamos inspección. Si a uno le faltaba un botón o algo así, era castigado. Entonces, estaba limpio. Al principio estaba limpio, debo admitir. Sí, nos cortaban el pelo todos los meses y todas las semanas con máquina en el medio. Y luego trabajábamos 12 horas. La comida no era suficiente para sobrevivir durante 6 meses, independientemente de lo fuerte que uno fuera. La gente más fuerte que vi se moría en 6 meses. En la mañana nos daban medio litro de café negro, un sustituto del café, hecho de una corteza. Luego, a los que trabajábamos en la cantera, alrededor de las 9, nos daban dos rodajas de pan con margarina porque hacíamos trabajo pesado. Sí. Al mediodía, como se ve en la foto, nos daban sopa. Sopa. Repollo, repollo colorado. Pensaba que nunca más en la vida iba a comer repollo colorado. Espinaca. Espinaca. Espinaca... Yo decía: "Dios mío, espinaca otra vez", y eso era aguado. No tenía nada de grasa. Entonces pensaba que mientras viviera nunca más comería espinaca. Pero le diré algo. ¡Me gusta la espinaca!