Los colaboradores cometieron algunas de las peores atrocidades de la época del Holocausto. El antisemitismo, el nacionalismo, el odio étnico, el anticomunismo y el oportunismo indujeron a muchos ciudadanos de los países ocupados por Alemania a colaborar con el régimen nazi en la aniquilación de los judíos de Europa.

Los miembros del Eje de Alemania cooperaron con el régimen nazi haciendo cumplir leyes antisemitas. En Hungría, Eslovaquia, Croacia, Bulgaria y la Francia de Vichy, la policía, el ejército y otros oficiales locales cumplían un rol crucial en la deportación de judíos a los centros de exterminio alemanes en el este. En algunos estados del Eje, las organizaciones paramilitares fascistas aterrorizaron, robaron y asesinaron a judíos indígenas, ya sea por indicación alemana o por iniciativa propia. La Guardia Hlinka de Eslovaquia, la Guardia de Hierro de Rumania, los Ustasha de Croacia y la Cruz Flechada de Hungría fueron responsables de las muertes de miles de judíos en su territorio nacional.

En todo el este y sudeste de Europa, muchos ciudadanos se desempeñaron como guardias en campos nazis y participaron del asesinato con gas de guerra de cientos de miles de judíos. Lituanos, letones, estonios, bielorrusos y ucranianos formaron espontáneamente grupos que asesinaron a cientos de judíos y a otras personas sospechosas de ser comunistas. Los alemanes reorganizaron estos grupos y convirtieron a sus miembros en auxiliares de policía despiadados que colaboraron en la masacre de cientos de miles de judíos y de millones de no judíos en la Unión Soviética ocupada. Durante el período de la ocupación, los alemanes continuaron seleccionando a nativos de la Unión Soviética que luego trabajarían como auxiliares en las fuerzas policiales, en las unidades militares y en la administración civil.

El gobierno francés de Vichy cooperó con los alemanes definiendo legalmente a los judíos por raza y restringiendo sus derechos. Las autoridades de Vichy establecieron campos de reclusión en el sur de Francia y colaboraron en la deportación de judíos a campos de exterminio en la Polonia ocupada por alemanes. Tras la invasión alemana de Noruega, Vidkun Quisling, un fascista noruego, se proclamó primer ministro. Los alemanes rápidamente se desilusionaron de él, y Quisling pasó a formar parte del diccionario inglés como definición de traidor colaboracionista. En Bélgica y en los Países Bajos, las autoridades locales civiles y de la policía contribuyeron estrechamente con los alemanes en el arresto y la deportación de judíos a los centros de exterminio.