Campos de concentración nazis, 1933-1934

Durante el nacionalsocialismo, las autoridades alemanas establecieron diversos centros de detención para confinar a quienes definían como opositores políticos, ideológicos o raciales al régimen. Con el tiempo, ese amplio sistema de campos llegó a incluir los campos de concentración —donde encarcelaban a las personas sin ningún respeto por las normas que habitualmente se aplican al arresto y la custodia—, así como los campos de trabajos forzados, los campos de prisioneros de guerra, los campos de tránsito y los campos que servían como centros de exterminio, con frecuencia llamados campos de exterminio o campos de la muerte.

En los primeros años del Tercer Reich, diversas autoridades centrales, regionales y locales de Alemania establecieron campos de concentración para detener a opositores políticos al régimen, que incluían a comunistas, socialistas, sindicalistas y otros alemanes de círculos políticos liberales y de izquierda. En la primavera de 1933, las SS establecieron el campo de concentración de Dachau, que sirvió como modelo para un sistema de campos de concentración centralizado y en expansión bajo el mando de las SS.

Administración de los campos

El jefe de las SS Heinrich Himmler (derecha) durante una visita al campo de Auschwitz.

Durante 1934, el Reichsführer SS (jefe de las SS) Heinrich Himmler centralizó los campos de prisioneros mediante órdenes de “custodia protectora” (Schutzhaft) dentro de una dependencia llamada Cuerpo de Inspectores de Campos de Concentración (Inspekteur der Konzentrationslager; IKL). Himmler nombró jefe del IKL al comandante del campo de concentración de Dachau, Theodor Eicke. En 1939, Richard Glücks reemplazó a Eicke como inspector de campos de concentración y mantuvo este puesto hasta 1945.

El IKL estuvo subordinado a la oficina principal de las SS de 1934 a 1939 y a la oficina principal de operaciones de las SS de 1939 hasta comienzos de 1942, y se convirtió en un departamento de la oficina principal económica y administrativa de las SS (SS-Wirtschafts-Verwaltungshauptamt; WVHA) en marzo de 1942. Este cambio correspondió con la decisión de Himmler de utilizar el trabajo de los campos de concentración de manera más intensiva en apoyo del esfuerzo bélico alemán.

Las Unidades de la Calavera de las SS (SS-Totenkopfverbände; SS-TV) —denominadas así por la insignia que usaban en la solapa de sus uniformes— que posteriormente se conocerían como los Batallones de la Calavera de las SS (Sturmbann) y finalmente como los Regimientos (Standarten), estaban al mando, administraban y custodiaban los campos de concentración. Estas unidades subordinadas al IKL adquirieron fama por su crueldad.

La policía de seguridad alemana (Sicherheitspolizei; Sipo) tenía la responsabilidad exclusiva de los arrestos y las órdenes de encarcelación, liberación, ejecución u otros castigos disciplinarios “oficiales”. En 1939, la policía de seguridad se incorporó a la oficina principal de seguridad del Reich (Reichssicherheitshauptamt; RSHA) junto con el servicio de seguridad de las SS (Sicherheitsdienst; SD). Consistía en dos ramas de las fuerzas de investigación de la policía prenazi: las dependencias de investigación de la policía política alemana, que en 1934 se centralizaron y adoptaron el nuevo nombre de policía secreta estatal (Gestapo, abreviatura de Geheime Staatspolizei), investigaban delitos con motivaciones políticas; mientras que las dependencias de la policía para la investigación de delitos que se centralizaron en 1936 y 1937, investigaban delitos que parecían no tener motivaciones políticas.

Fuera de las leyes del estado alemán

No obstante, el IKL era responsable de los prisioneros de los campos de concentración desde el momento en que llegaban, hasta el momento en que morían en el campo o eran liberados. El comandante del campo y el personal del Batallón de las Calaveras de las SS eran responsables de la constante crueldad “extraoficial” que a menudo terminaba, y que estaba diseñada para ello, en homicidios “extraoficiales”. Cada una de estas muertes tenía que reportarse a la policía de seguridad. Por lo general se describían como “suicidios”, muertes “accidentales” y “asesinatos justificados” de prisioneros que estaban “tratando de escapar”, “atacando a un guardia”, “saboteando la producción” o “incitando a los prisioneros a la rebelión”. Las autoridades de los campos también reportaban los homicidios como muertes por enfermedades graves, como “problemas cardíacos” o “interrupción de la circulación”.

Desde 1933, el sistema de los campos de concentración, incluidos sus prisioneros y sus guardias, dejó de estar sujeto a inspección por parte de las autoridades judiciales o administrativas externas a las SS y al aparato policiaco. Como se basaban en una jurisdicción extralegal autorizada por Hitler como Führer, los campos de concentración existían literalmente fuera de las leyes del estado alemán. Estaban diseñados para funcionar como centros de detención para personas a quienes los líderes nazis consideraban un peligro subversivo para la raza alemana. Solo en raras ocasiones se vinculaba la encarcelación en un campo de concentración con un delito específico o una actividad subversiva real. Las SS y la policía ordenaban la encarcelación sobre la base de sospechas de que la persona había cometido un delito, participaba en actividades subversivas o tenía probabilidades de cometer cualquiera de ambas cosas en el futuro.

¿A quiénes encarcelaban?

A las personas se les podía encarcelar en campos de concentración indefinidamente,

  1. sin que jamás se les acusara de haber cometido un acto específico;
  2.  después de ser absueltas de cargos relacionados con un delito específico;
  3. después de salir libres de prisión tras haber cumplido una condena dictada por un tribunal alemán debido a un acto específico;
  4. o porque las autoridades policiacas y las SS consideraban que esa persona —a menudo debido a la supuesta inferioridad racial o presunta “hostilidad contra Alemania” impulsada por motivos raciales— era un peligro para la sociedad alemana.

Una vez que los jefes de las SS, con la bendición de Hitler, separaron a las fuerzas de investigación de la policía prenazi de la supervisión administrativa y judicial del estado entre 1933 y 1936, solo las autoridades centralizadas de las SS y la policía podían determinar quién era un peligro para la “raza” alemana y ordenar la encarcelación de esas personas en un campo de concentración. Para quienes se consideraba que eran opositores políticos y raciales al Reich, la Gestapo emitía órdenes de “custodia protectora” (Schutzhaft), que autorizaban la encarcelación en campos de concentración de judíos, socialdemócratas, comunistas, liberales, francmasones, testigos de Jehová, clérigos que se oponían a los nazis, miembros de los movimientos nacionales de oposición, no alemanes en general después de que Alemania comenzó a ocupar Europa, y cualquier otra persona cuya conducta, real o percibida, pudiera ser interpretada como de oposición por motivos políticos.

En el caso de las personas cuya conducta o acciones reales o percibidas se consideraban de naturaleza delictiva pero no política, o de las personas con desviaciones sociales tales que representaban un supuesto peligro para la sociedad alemana, la oficina de la policía criminal expedía órdenes de “arresto preventivo” (Vorbeugungshaft). De conformidad con estas órdenes, a menudo motivadas más por prejuicios raciales y sociales que por delitos reales, se encarcelaba en campos de concentración a los romaníes y a los sintis (gitanos), a los supuestos antisociales, a los delincuentes reincidentes, a los homosexuales y a quienes supuestamente representaban una sospecha para la seguridad. Aunque el texto de estas órdenes de arresto contenía límites respecto al tiempo máximo que un prisionero podía permanecer encarcelado, en la práctica con frecuencia las encarcelaciones se prolongaban indefinidamente. Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Himmler prohibió, en general, la liberación de prisioneros de los campos de concentración durante toda la duración del conflicto.

Prisioneros uniformados con distintivos triangulares son reunidos bajo vigilancia en el campo de concentración de Sachsenhausen.

Fuente de trabajos forzados

Además de funcionar como centros de detención para las personas que se consideraba que eran peligrosas para el Reich, el sistema de los campos de concentración sirvió para otros dos propósitos fundamentales del régimen nazi. Primero, en consonancia con una estrecha relación entre el Cuerpo de Inspectores de Campos de Concentración y las oficinas comerciales y administrativas de las SS, los campos se convertirían en la fuente de mano de obra barata que realizaba trabajos forzados para las empresas propiedad de las SS y que esta operaba. Después de 1938 y en plena Segunda Guerra Mundial, la mano de obra de los campos de concentración se utilizó en la producción de materiales de construcción para proyectos de edificación administrados por las SS (que incluían la ampliación de campos existentes y la construcción de nuevos campos).

En casos excepcionales, los prisioneros de los campos de concentración se “cedían en arriendo” a firmas privadas, como las plantas de combustible y caucho sintéticos de I.G. Farben, fundada en 1941 en Monowitz, Alta Silesia, cerca del campo de concentración de Auschwitz. Después de incorporar los campos de concentración a la oficina principal económica y administrativa en 1942, las SS involucraron cada vez más a los prisioneros de los campos de concentración en la producción destinada al esfuerzo bélico alemán, y los asignaron, aun bajo la vigilancia de las SS, a empresas alemanas estatales y privadas que compensaban a las SS por la mano de obra cada vez más escasa.

Homicidios sistemáticos

Los campos de concentración, que estaban fuera del alcance de las autoridades judiciales alemanas, siempre habían sido lugares donde las SS podían matar a los prisioneros. Sin embargo, tras el comienzo de la guerra, los campos se convirtieron cada vez más en lugares destinados al homicidio sistemático de individuos y pequeños grupos de personas.

Esos grupos incluían los siguientes: prisioneros de guerra soviéticos seleccionados por los oficiales de la Gestapo como particularmente peligrosos; miembros de los grupos nacionales de resistencia; personas a quienes la policía criminal (Kripo) consideraba delincuentes particularmente violentos; grupos de partisanos, reales o supuestos; prisioneros de “Noche y Niebla” del oeste de Europa; civiles polacos y soviéticos que se encontraban en Alemania para realizar trabajos forzados y que entonces eran acusados de mantener relaciones sexuales con mujeres alemanas o de haber cometido algún delito violento; y oficiales militares estadounidenses y británicos recapturados después de haber escapado de campos de prisioneros de guerra y que iban a ser asesinados según las disposiciones del llamado Decreto de Bala de 1944.

Esos prisioneros, al igual que los judíos europeos que fueron asesinados en las cámaras de gas al llegar a los centros de exterminio, nunca se registraron oficialmente como prisioneros, pero por lo general los asesinaban en un plazo máximo de 24 horas después de su llegada. Debido a la creciente cantidad de estas operaciones de exterminio a pequeña escala y a que necesitaban un modo eficiente de matar a los prisioneros que se habían vuelto demasiado débiles para trabajar, entre 1941 y 1942 las autoridades de las SS equiparon varios campos de concentración con cámaras de gas.

Incluso antes de la guerra, el sistema de los campos se amplió con la construcción de los siguientes campos principales:

  • Sachsenhausen (1936)
  • Buchenwald, cerca de Weimar (1937)
  • Flossenbürg (1938) /narrative/6783 
  • Mauthausen (1938)
  • El campo de concentración para mujeres de Ravensbrück (1939)
  • Auschwitz (1940), que más tarde también funcionaría como centro de exterminio
  • Natzweiler, en Alsacia (1941)

Al aumentar la necesidad de que los prisioneros trabajaran, especialmente después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, las autoridades de las SS de estos campos importantes establecieron campos satélite. Hacia el final de la guerra en 1945, Buchenwald, por ejemplo, tenía 88 campos satélite o subcampos. Algunos campos satélite, como Gross-Rosen y Neuengamme—ambos subcampos de Sachsenhausen—, crecieron tanto que se convirtieron en campos de concentración por sus propios méritos.

Expansión de las poblaciones de prisioneros

La mayoría de los prisioneros de los primeros campos de concentración representaban opositores políticos reales o supuestos para el régimen. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, la población de prisioneros se extendió para incluir a disidentes ideológicos y religiosos como los testigos de Jehová y los miembros disidentes del clero. Dicha población también se amplió para incluir a personas cuya conducta no cumplía con las normas sociales existentes, como los homosexuales, los haraganes, los vagabundos, otros denominados “antisociales” y los romaníes, quienes, para los líderes nazis, representaban de inmediato a un elemento criminal y de raza extranjera en tierra alemana. Los delincuentes habituales también fueron encarcelados en campos de concentración a partir de la década de 1930, con frecuencia después de haber cumplido sus sentencias legítimas en prisión.

Escaparate hecho trizas de una tienda de propiedad judía destruida durante la Kristallnacht (la

Después de los progroms de la Kristallnacht (“la Noche de cristal”, más conocida como la “Noche de los vidrios rotos”) de noviembre de 1938, los oficiales de la policía y las SS efectuaron arrestos masivos de hombres judíos adultos, a quienes encarcelaron en campos como Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen. El trato particularmente brutal que sufrían los judíos en los campos de concentración contribuyó a darle mayor impulso a la emigración de los judíos alemanes y austríacos.

El estallido y la expansión de la guerra alteraron radicalmente la estructura y la composición del sistema de los campos de concentración. La población de los campos aumentó drásticamente con la llegada de extranjeros que realizaban trabajos forzados, opositores políticos y combatientes de la resistencia también de origen extranjero, y prisioneros de guerra.

Implementación de la “solución final” 

Antes de que comenzara la deportación general de judíos del denominado Gran Reich alemán en octubre de 1941, la creciente población de prisioneros de muchos campos de concentración en el territorio alemán inspiró algunas de las selecciones iniciales de prisioneros. Los médicos de las SS y los denominados funcionarios de la eutanasia fueron quienes realizaron estas selecciones. A partir de la primavera de 1941, los funcionarios alemanes enviaron a prisioneros enfermos y exhaustos de Dachau, Sachsenhausen, Buchenwald, Mauthausen, Flossenbürg, Gross-Rosen, Niederhagen, Neuengamme, Ravensbrück y Auschwitz a morir por eutanasia en diversos centros de exterminio bajo los auspicios de la Operación 14f13, la extensión del llamado programa de eutanasia del sistema de campos de concentración.

Además, durante la Segunda Guerra Mundial, los médicos nazis también realizaron experimentos médicos en los prisioneros de algunos campos. Los experimentos para probar medicamentos y tratamientos médicos, formular estrategias de rescate y supervivencia para las tropas del Eje que se encontraban en el campo de batalla, inventar métodos eficientes y económicos de esterilización en masa y apuntalar las teorías raciales y antisemitas de los nazis acabaron con la salud y la vida de miles de prisioneros de los campos de concentración.

Uno de los hechos más significativos que alteraron la estructura de los campos de concentración fue la decisión de deportar y asesinar sistemáticamente a los judíos europeos. Para facilitar esta “solución final” (la aniquilación física de los judíos), los oficiales de las SS y de la policía establecieron los siguientes cuatro centros de exterminio exclusivamente para este fin en la parte de Polonia que se encontraba bajo ocupación alemana: Chelmno, Belzec, Sobibor y Treblinka. El personal de las SS y de la policía de cada uno de estos campos utilizó monóxido de carbono para asesinar a una gran cantidad de judíos. Los dirigentes de las SS también construyeron un centro de exterminio en el sistema de campos de concentración. En la primavera de 1942 se iniciaron las operaciones de exterminio en Auschwitz II, mejor conocido como Auschwitz-Birkenau. En este campo, las SS tenían un centro de exterminio dentro del sistema del campo de concentración que contenía cuatro cámaras de gas y que, en el punto álgido de las deportaciones, podía matar hasta 6.000 judíos por día.

Para garantizar un flujo eficiente de judíos de los países bajo ocupación alemana, los funcionarios alemanes y sus colaboradores establecieron campos de tránsito como Westerbork en Los Países Bajos, o Drancy en Francia, desde los cuales los oficiales de las SS y la policía coordinaban la deportación de judíos franceses y judíos que estaban en territorio francés, principalmente hacia Auschwitz. En Auschwitz II, los artífices de la “solución final”, con el objetivo de lograr una mayor eficiencia, usaron el pesticida Zyklon B (ácido prúsico) para matar a los prisioneros por medio de gas. A partir de 1941, las autoridades de las SS construyeron cámaras de gas para matar a grupos más pequeños de prisioneros como parte de las operaciones de “rutina” de Auschwitz I, Lublin/Majdanek, Sachsenhausen, Mauthausen y otros campos de concentración.

Evacuaciones y liberación

Cuando el Tercer Reich comenzó a colapsarse, miles de prisioneros de los territorios ocupados por Alemania fueron enviados en marchas forzadas hacia el interior de Alemania para evitar que las fuerzas aliadas lograran la captura masiva de prisioneros. Los prisioneros sobrevivientes describieron estas experiencias brutales como “marchas de la muerte” debido a la alta tasa de mortalidad y a la crueldad con la que los guardias de las SS les disparaban a quienes no podían seguirles el paso. Debido tanto a las marchas forzadas como al colapso de los envíos de provisiones a los campos durante el último invierno de la guerra, la cantidad de muertes de prisioneros por hambre, enfermedades y exposición a los elementos aumentó drásticamente. Los historiadores calculan que casi la mitad de los más de 700 mil prisioneros que quedaban en el sistema de campos de concentración en enero de 1945 habían muerto para finales de mayo. Cientos más murieron incluso después de la liberación, debido a que sus cuerpos habían sufrido demasiado maltrato como para sobrevivir. En los últimos meses de la guerra, el descubrimiento de los horrores del sistema de campos alemanes por parte de las unidades de los aliados atrajo la atención del mundo entero al escalofriante alcance de las atrocidades nazis.

La liberación de Dachau

Algunos intelectuales calculan que durante el régimen nazi se encarceló a cientos de miles, incluso a millones de personas en el sistema de campos de concentración entre 1933 y 1945. Es difícil calcular la cantidad total de muertes. Según lo indica un cálculo, hubo entre 795.889 y 955.215 muertes de prisioneros registrados, sin contar las muertes de los prisioneros judíos registrados en Auschwitz y Lublin/Majdanek. Si se cuenta la cantidad de judíos (registrados y sin registrar) que fueron asesinados en Auschwitz (aproximadamente un millón) y en Lublin/Majdanek (por lo menos 89 mil), la cantidad de muertes en el sistema de campos de concentración varía entre 1 millón 885 mil 889 y 2 millones 045 mil 215.