La agresión territorial nazi: la Anschluss
Durante la década de 1930, la Alemania nazi aplicó una agresiva política exterior que culminó en la Segunda Guerra Mundial, la cual dio inicio en Europa en septiembre de 1939. La expansión territorial antes y durante la guerra puso a millones de judíos bajo el control alemán. Del 11 al 13 de marzo de 1938, la Alemania nazi se anexó la vecina Austria. Este hecho se conoce como la Anschluss.
Hechos clave
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La Anschluss fue el primer acto de agresión y expansión territorial del régimen alemán nazi.
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La Anschluss fue muy bien recibida, tanto en Alemania como en Austria.
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La Anschluss provocó un estallido de violencia pública contra la población judía de Austria.
Del 11 al 13 de marzo de 1938, la Alemania nazi se anexó a la vecina Austria (Österreich). Este hecho se conoce como la Anschluss. "Anschluss" es una palabra alemana que significa "conexión" o "unión".
Al anexarse Austria, los nazis violaron tanto el Tratado de Versalles como el de Saint-Germain. Esos tratados prohibían expresamente la unificación de Austria y Alemania. La Anschluss demostró el desdén de los nazis por el orden europeo posterior a la Primera Guerra Mundial. Fue el primer acto de expansión territorial cometido por la Alemania nazi.
Las demás potencias europeas no castigaron a los nazis por violar los tratados internacionales. Su aceptación de la Anschluss fue un significativo acto de aplacamiento que le permitió a Adolf Hitler continuar con su política expansionista sin restricciones.
La Anschluss transformó a Austria. El país dejó de existir prácticamente de la noche a la mañana. En los días, semanas y meses posteriores, los nazis austriacos y alemanes llevaron a cabo la nazificación de todos los aspectos de la vida en Austria. Muchos austriacos participaron con entusiasmo en este proceso. A raíz de la Anschluss, los austriacos persiguieron a la población judía del país, promulgaron políticas nazis y combatieron en la Segunda Guerra Mundial. Los austriacos también participaron en el asesinato masivo de los judíos europeos.
La Anschluss no fue inevitable. Tampoco lo fue la rápida nazificación de Austria. Sin embargo, hubo ciertos factores y eventos históricos que facilitaron estos procesos.
Los alemanes étnicos de Austria
En el período entre el final de la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Segunda, Austria era un país de aproximadamente 6.5 millones de habitantes. Muchos de esos austriacos se consideraban de origen étnico alemán.
En esa época, millones de personas que se consideraban alemanas vivían fuera de Alemania. Muchas vivían en zonas que habían sido parte del Imperio Austrohúngaro. Austria-Hungría se había colapsado en 1918, al final de la Primera Guerra Mundial, y de ella surgieron nuevos estados. Entre ellos se encontraban Austria, Checoslovaquia y Polonia. En estos países vivían millones de personas que se consideraban alemanas y que hablaban alemán como idioma principal.
En la década de 1920, muchos austriacos pensaban que su país no podría sobrevivir económicamente sin las tierras que solían ser parte de Austria-Hungría. Algunos austriacos tenían la esperanza de resolver este problema restableciendo algún tipo de imperio. Otros querían que Austria se unificara con Alemania. La esperanza de unificar Austria y Alemania no era nueva. Las discusiones y los debates sobre el papel de Austria en un estado-nación alemán databan del siglo XIX.
En los tratados de paz que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial se prohibía expresamente que Alemania y Austria se unificaran. A los líderes europeos les preocupaba que Alemania y Austria unificadas formaran una nación demasiado grande y poderosa. Los acuerdos financieros internacionales que se establecieron posteriormente también requerían que Austria se mantuviera independiente de Alemania.
Los planes de Hitler para Austria
Adolf Hitler y los nazis querían rediseñar el mapa de Europa después de la Primera Guerra Mundial. Hitler y los nazis consideraban que las fronteras internacionales de la postguerra eran injustas e ilegítimas. Alegaban que a los alemanes se les había negado el derecho a la autodeterminación. Al modificar las fronteras de Europa, los nazis podrían lograr dos objetivos importantes:
- Reunir a todos los alemanes dentro de un imperio alemán nazi.
- Adquirir Lebensraum (“espacio vital”) en Europa oriental.
La anexión de Austria les permitiría a los nazis alcanzar el primero de estos objetivos.
Adolf Hitler expresó su deseo de lograr una unión austroalemana desde sus primeros escritos y discursos. El primer punto de la plataforma del Partido Nazi (1920) decía lo siguiente:
"Exigimos la unificación de todos los alemanes en una Gran Alemania (Großdeutschland) con base en el derecho de autodeterminación nacional".
Hitler inició su obra autobiográfica y tratado político Mein Kampf (Mi lucha) con su visión de las futuras relaciones entre Austria y Alemania. Escribió lo siguiente:
"... ¡la reunificación (de Alemania y Austria) es una tarea vital que debe llevarse a cabo por todos los medios! La Austria alemana debe restaurarse para convertirse en la gran Patria Alemana... Los pueblos de la misma sangre deben estar en el mismo REICH".
En enero de 1933, Adolf Hitler fue nombrado canciller de Alemania. Como canciller, tenía toda la intención de llevar a cabo la unión austroalemana. Sin embargo, Alemania no estaba preparada en lo militar y en lo diplomático para alcanzar de inmediato las metas de Hitler en política exterior. Primero, Hitler y otros líderes nazis se dedicaron a establecer una dictadura nazi. Tras bambalinas, sin embargo, los líderes nazis empezaron a planificar la expansión territorial y una guerra europea casi tan pronto como tomaron el poder.
El auge e impacto del movimiento nazi austriaco
Hitler planeaba alcanzar el poder en Austria a través del Partido Nazi austriaco, pero, a finales de la década de 1920 y principios de la de 1930, este partido era débil e ineficiente, y estaba dividido. Los miembros del partido no lograban ponerse de acuerdo respecto a su relación con Hitler y sus colegas alemanes. Sin embargo, para 1931, la mayoría de los nazis austriacos reconocía a Hitler como su líder. Hitler, a su vez, nombró a un nazi alemán para que alineara al partido austriaco.
Los nazis austriacos obtuvieron seguidores en 1931-1932, a medida que aumentaba la popularidad de Hitler en Alemania. Esto se volvió aún más notable en toda Austria después de que Hitler fue nombrado canciller alemán en enero de 1933.
Por años, la política austriaca se había caracterizado por las pugnas internas y la violencia política. El ascenso de los nazis al poder en 1933 desestabilizó aún más la situación. Aprovechando el momento, el canciller austriaco Engelbert Dollfuss transformó a Austria de una república democrática en un régimen autoritario de derecha bajo su control. Este gobierno se conoció como el Estado Corporativo (Ständestaat). También se le llamaba estado austrofascista y régimen de Dollfuss-Schuschnigg. El gobierno de Dollfuss estaba diplomáticamente alineado con la Italia fascista y la Hungría autoritaria.
Al igual que sus aliados, el canciller Dollfuss estaba empeñado en aplastar a la izquierda política de Austria. Sin embargo, Dollfuss y los austrofascistas no eran nazis.
La campaña nazi de terror en Austria, 1933
A partir de mayo de 1933, los nazis austriacos libraron una campaña de propaganda y terror que fue promovida y financiada por Alemania. La meta de los nazis era socavar al régimen de Dollfuss para que pareciera incompetente. Organizaron perjudiciales protestas y riñas con los opositores políticos y la policía. Los nazis austriacos hicieron estallar explosivos y bombas de gas lacrimógeno en lugares públicos y en negocios que eran propiedad de judíos.
Los alemanes alegaban que el gobierno de Austria estaba tratando a los nazis austriacos de manera injusta. A finales de mayo de 1933, el gobierno alemán anunció una sanción económica contra Austria. Esta sanción se conoció como el "bloqueo de los 1,000 marcos" (1,000 Mark Sperre), y requería que los alemanes pagaran una tarifa aduanal de 1,000 marcos para viajar a Austria. Esto paralizó a la industria turística de Austria, que dependía en gran medida de los alemanes.
Ante el terrorismo nazi, el gobierno austriaco hizo el esfuerzo de mantener su poder y conservar la soberanía del país. En junio de 1933, en respuesta a un mortífero bombardeo nazi, el régimen de Dollfuss proscribió al Partido Nazi austriaco y a sus afiliados. De esta manera, el movimiento nazi se volvió ilegal en Austria.
Sin embargo, los nazis austriacos siguieron operando en la clandestinidad dentro del país. Muchos se complacían en encontrar formas de subvertir la prohibición. Además, miles de nazis austriacos cruzaron la frontera y huyeron a Alemania. Ahí formaron una unidad paramilitar conocida como la Legión Austriaca (Österreichische Legion). Los nazis alemanes le daban entrenamiento militar a la legión, la cual se convirtió en una presencia militar amenazante a lo largo de la frontera austroalemana.
El fallido golpe de estado nazi en Austria, julio de 1934
El 25 de julio de 1934, los nazis austriacos trataron de derrocar al gobierno de Austria. Los miembros de las SS de Viena tomaron el control de la cancillería austriaca, donde se había estado reuniendo el gabinete. Durante ese proceso, los conspiradores mataron a tiros al canciller Dollfuss. Otros conspiradores tomaron el control de la estación de radio estatal de Viena y anunciaron el golpe de estado de manera prematura. Fuera de Viena, otros nazis austriacos también se levantaron contra el gobierno.
Sin embargo, la mayoría de los austriacos permanecieron leales al gobierno. Las fuerzas armadas y la policía derrotaron rápidamente a los conspiradores. El intento de golpe de estado fracasó. El dictador italiano Benito Mussolini envió tropas a la frontera de Italia con Austria para defender la soberanía austriaca. Mussolini era amigo y aliado de Dollfuss y se sintió indignado por su asesinato y el intento de golpe de estado. Austria se convirtió en un importante motivo de disputa entre los italianos y los alemanes.
Ahora está claro que fue Hitler quien ordenó el golpe, probablemente en algún momento de junio de 1934. Theodor Habicht, líder del movimiento nazi en Austria designado por Hitler, planeó el golpe junto con los nazis austriacos.
Tras el fracaso del golpe, Hitler negó por completo su participación. El régimen nazi falsamente alegó que este había sido un plan que elementos rebeldes del movimiento nazi austriaco habían llevado a cabo. Las secuelas del complot dejaron en claro que los nazis tendrían que esperar para tomar el control de Austria, pero estaban dispuestos a tomarse las cosas con calma a cambio de obtener un resultado exitoso.
Después de la muerte de Dollfuss, Kurt von Schuschnigg asumió el poder como canciller y dictador de Austria, y siguió aplicando muchas de las políticas autoritarias de su predecesor. Su gobierno arrestó a miles de nazis austriacos, entre ellos a varios conspiradores.
Aislamiento diplomático de Austria
A raíz del fallido golpe, las relaciones austroalemanas se volvieron motivo de preocupación internacional. Esto fue particularmente cierto en el caso de Mussolini en Italia, quien en un principio consideró a Austria como un amortiguador entre su país y la Alemania nazi. Sin embargo, la Italia fascista y la Alemania nazi empezaron a acercarse en 1935 y 1936. Fue entonces que Mussolini empezó a presionar a Schuschnigg para que cooperara con los alemanes.
Para el invierno de 1937-1938, Austria se encontraba aislada diplomáticamente y se enfrentaba a una Alemania nazi cada vez más agresiva. La comunidad internacional mostraba poco interés en mantener la independencia de Austria. Para entonces, tanto los franceses como los británicos habían aceptado que era inevitable la unificación de Austria y Alemania. La brutal represión del régimen de Dollfuss contra los socialdemócratas de Austria en febrero de 1934 no les había dado a ganar muchos amigos en países como Inglaterra y Francia. Ni siquiera Mussolini representaba ya una garantía confiable de la independencia austriaca.
El principio del fin: el acuerdo de Berchtesgaden, febrero de 1938
El 12 de febrero de 1938, el canciller austriaco Schuschnigg viajó para reunirse con Hitler. Schuschnigg esperaba analizar las tensiones entre los dos países, pero Hitler estaba listo para tomar el control absoluto de Austria y le presentó una serie de exigencias, entre las cuales figuraban las siguientes:
- La política exterior y la militar de Austria tendrían que coordinarse con las de Alemania.
- El nazi austriaco Arthur Seyss-Inquart tendría que estar a cargo de los asuntos policiacos y de seguridad.
- Los nazis austriacos que habían sido encarcelados por el gobierno recibirían una amnistía.
Hitler aprovechó la presencia de varios generales alemanes para intimidar a Schuschnigg, quien terminó por ceder y firmó el acuerdo que se conoce como el acuerdo de Berchtesgaden, por el pueblo donde se firmó. Así debilitaron la soberanía e independencia de Austria.
Un último intento por asegurar la independencia de Austria
El 9 de marzo, el canciller austriaco Schuschnigg trató por última vez de asegurar la independencia de Austria y convocó a un plebiscito (referendo). El plebiscito se programó para el domingo 13 de marzo de 1938.
En el referendo se les pedía a los votantes que apoyaran o rechazaran el siguiente llamado a la independencia austriaca:
"¡Por una Austria libre y alemana, independiente y social, por una Austria cristiana y unida! Por la paz y el trabajo, y por la igualdad para todos aquellos que profesen por el Pueblo y la Patria".
Al día siguiente, por todas partes apareció propaganda para exhortar a los votantes a apoyar la independencia austriaca. Incluso apareció pintada en las calles y las aceras. Schuschnigg esperaba que el plebiscito le mostrara a la comunidad internacional que los austriacos querían mantenerse independientes. Predecía que los resultados serían del 65% en favor de la independencia y del 35% en contra.
Hitler se puso furioso con el plebiscito y decidió tomar medidas.
Cronología: la Anschluss, 11 al 13 de marzo de 1938
La Anschluss ocurrió en el transcurso de tres días, en marzo de 1938. Aunque desde hacía años había sido evidente la amenaza nazi contra Austria, de todos modos tomó desprevenido al pueblo.
Viernes, 11 de marzo de 1938
El 11 de marzo, Hitler le presentó una serie de ultimátums al gobierno austriaco.
- El canciller Schuschnigg debía cancelar el plebiscito.
- Schuschnigg debía renunciar a la cancillería.
- El presidente austriaco, Wilhelm Miklas, debía designar al nazi Arthur Seyss-Inquart como nuevo canciller de Austria.
Si no se cumplían estas exigencias, las fuerzas armadas alemanas invadirían Austria. Schuschnigg cedió, y esa tarde la radio anunció la cancelación del inminente plebiscito sobre la independencia de Austria.
Poco después, a las 7:47 p. m., el canciller Schuschnigg pronunció un discurso que se trasmitió por radio en toda Austria, en el que anunció su renuncia ante las presiones alemanas. Schuschnigg les pidió a los ciudadanos y a las fuerzas armadas austriacas que no se opusieran a las tropas alemanas si los invadían. No estaba dispuesto a pelear ni a derramar sangre por la independencia de Austria.
Pocos minutos después de la renuncia de Schuschnigg, en las calles aparecieron brazaletes y banderas con la esvástica. Ahora, los nazis austriacos tenían licencia para atacar a sus opositores políticos y a los judíos sin temor a repercusiones, así que tomaron el poder en edificios del gobierno y dominaron las calles con desfiles con antorchas, cantos y saludos a Hitler.
Los nazis austriacos se apoderaron del país sin disparar un solo tiro.
Aterrorizados, los judíos, los izquierdistas y los simpatizantes de Schuschnigg trataron de huir de Austria. Se apresuraron a llegar a las fronteras del país, esperando cruzarlas antes de que las cerraran. Algunos lograron escapar, pero la mayoría quedó atrapada en una Austria que se estaba convirtiendo rápidamente al nazismo. Schuschnigg se quedó en Viena, donde permaneció en arresto domiciliario.
Sábado, 12 de marzo de 1938
Poco después de la medianoche del 12 de marzo, el presidente austriaco, Wilhelm Miklas, cedió a regañadientes a la última de las exigencias de Hitler y nombró a Seyss-Inquart como canciller de Austria. A su vez, Seyss-Inquart anunció un nuevo gabinete lleno de nazis austriacos. Este fue un cambio de poder interno provocado por la presión externa de la Alemania nazi. Pero eso aun así, no fue suficiente para Hitler.
A pesar de que los austriacos habían cedido a todas las exigencias de Hitler, las tropas alemanas cruzaron la frontera alrededor de las 5 a. m. No fueron recibidos con resistencia armada sino con vítores y flores. Los austriacos le dieron una cálida bienvenida a Hitler cuando viajó primero a Linz y luego a Viena.
Domingo, 13 de marzo de 1938
El 13 de marzo, el canciller nazi de Austria, Seyss-Inquart, firmó la ley de "reunificación de Austria con Alemania (“Wiedervereinigung Österreichs mit dem Deutschen Reich”).
La palabra "reunificación" era un término inapropiado. Austria jamás había sido parte del Imperio Alemán. Esta ley, llamada también la ley de la Anschluss, incorporaba formalmente a Austria en la Alemania nazi y le dio aire de legalidad a la Anschluss.
Austria ya no era un país independiente. Ahora era una provincia (Land) de la Alemania nazi. Los nazis querían eliminar cualquier rastro de una identidad austriaca separada. En la Alemania nazi, al principio Austria recibió otro nombre: Ostmark. En alemán, Austria era (y sigue siendo) Österreich, que significa "el imperio del este". Al cambiarle el nombre, los nazis rebajaron a Austria de imperio a provincia. Las subsiguientes reorganizaciones administrativas provocaron más cambios de nombres y de fronteras. En 1942, el régimen nazi designó esa zona como los distritos alpinos y del Danubio (Alpen- und Donau-Reichsgaue).
En la ley también se ordenaba un nuevo plebiscito sobre la cuestión de la unificación de Austria con la Alemania nazi. Este nuevo plebiscito se programó para el 10 de abril.
Violencia antisemita durante la Anschluss
Para los aproximadamente 200,000 judíos que vivían en Austria, la Anschluss marcó un terrible momento decisivo.
A partir de la noche del 11 de marzo y durante las siguientes semanas, en todo el país hubo actos de violencia tipo pogroms. Los nazis austriacos golpeaban, atacaban y humillaban a los judíos. Los obligaban a lavar los excusados públicos y a realizar ejercicios humillantes. Atacaban en especial a los judíos religiosos. Las llamadas "fiestas de restregar" ("Reibpartien") fueron los actos más notorios. Los nazis obligaban a los judíos de Viena a restregar las calles de la ciudad, mientras las multitudes se burlaban de ellos. Los obligaron en particular a retirar los lemas políticos en favor de la independencia que habían sido colocados con motivo del cancelado plebiscito de Schuschnigg.
Poco después, los judíos de Austria quedaron sujetos a las leyes y restricciones que discriminaban contra los judíos en la Alemania nazi. Muchos decidieron tratar de salir de Austria. En los consulados de Viena aparecieron filas de solicitantes.
La propaganda nazi y la Anschluss
Los nazis festejaron la Anschluss como el cumplimiento del destino del pueblo alemán, y la glorificaron en discursos y en eventos de propaganda.
El más famoso fue el discurso que pronunció Hitler el 15 de marzo ante una enorme multitud en la Heldenplatz, una plaza grande en el centro de Viena. En su discurso, celebró la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi. En los noticieros de cine y los periódicos de Alemania se proyectaron y publicaron escenas y fotografías de las multitudes. Su meta era demostrar el entusiasmo de los austriacos por la Anschluss y justificar así el apoderamiento ilegal de otro país. Cuando Hitler regresó a Berlín, fue recibido como héroe.
El plebiscito del 10 de abril fue otra oportunidad de hacer propaganda. La ofensiva propagandística de los nazis en apoyo del voto absorbió y movilizó a una gran variedad de instituciones y líderes austriacos, que incluía a los representantes de dos sectores que se habían mostrado renuentes a aceptar al movimiento nazi: la clase obrera y la Iglesia Católica de Austria. El resultado del referendo parecía indicar que el 99% de la población austriaca quería unificarse con la Alemania nazi. Sin embargo, en el referendo se les prohibió el voto a entre 300,000 y 400,000 ciudadanos austriacos. Entre los excluidos estaban los judíos, los romaníes y los opositores políticos de los nazis.
La adopción de la Anschluss en Austria
Muchos austriacos ayudaron a llevar a cabo la nazificación de su país. Los servidores públicos, los soldados y los oficiales de policía hicieron un nuevo juramento a Adolf Hitler en celebraciones públicas, muchas veces acompañadas de desfiles. Gran variedad de organizaciones e instituciones adoptaron las ideas nazis e implementaron sus políticas. Muchas expulsaron a sus miembros judíos y despidieron a sus empleados judíos.
Los comunistas y los socialdemócratas, que eran los grupos políticos con más posibilidades de resistirse a los nazis, ya habían sido aplastados durante el régimen de Dollfuss-Schuschnigg. Muchos miembros de esos movimientos ya estaban viviendo en el exilio. Los opositores al nazismo que se quedaron en Austria se enfrentaron a toda la ira de las SS y del sistema policiaco nazi. Los nazis instalaron rápidamente oficinas de la Gestapo en Austria para cazar a sus oponentes.
La Anschluss como el primer paso de Hitler hacia la toma del poder en Europa
La Anschluss fue el primer acto de agresión y expansión territorial del régimen nazi. Fue un parteaguas en la política exterior de la Alemania nazi. La comunidad internacional no intervino para tratar de detener la Anschluss. Tampoco castigó a la Alemania nazi por violar los tratados internacionales. Por lo tanto, la Anschluss es uno de los primeros y más significativos ejemplos de la política de apaciguamiento que adoptó la comunidad internacional ante la agresiva política exterior de Adolf Hitler.
La anexión alemana de Austria significó una importante ruptura en el orden internacional posterior a la Primera Guerra Mundial. Tan solo seis meses después, la Alemania nazi orquestó una crisis en la región de los Sudetes en Checoslovaquia. En septiembre de 1938, los líderes de Italia, Francia y Gran Bretaña se reunieron con Hitler en Munich para analizar el asunto. Apaciguaron a Hitler al ceder la región a la Alemania nazi, con la condición de que respetara el resto de Checoslovaquia.
Sin embargo, en marzo de 1939, la Alemania nazi rompió este acuerdo y ocupó el territorio checo, incluida Praga y, en septiembre de 1939 la Alemania nazi invadió Polonia, en un acto de agresión y expansión territorial que dio origen a la Segunda Guerra Mundial.
Notas
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Footnote reference1.
El Imperio Austrohúngaro también es conocido como el Imperio de los Habsburgo (por el nombre de la familia imperial). Gobernaba territorios mucho más allá de las fronteras de la Austria actual. Este imperio era el hogar de millones de alemanes y de habitantes de otras nacionalidades, como croatas, checos, húngaros, italianos, polacos, eslovacos, eslovenos y ucranianos, entre otros.