Destruction in Belarus

Cronología de las fuerzas armadas alemanas y el régimen nazi

Esta cronología ilustra la relación entre la élite militar profesional y el estado nazi, con especial atención en la aceptación de la ideología nazi por parte de los jerarcas militares y en el papel que tuvieron en la perpetración de crímenes contra judíos, prisioneros de guerra y civiles desarmados en nombre de dicha ideología. 

Después del Holocausto, los generales del ejército alemán afirmaron que habían luchado honorablemente en la Segunda Guerra Mundial. Insistieron en que los responsables de todos los crímenes habían sido las SS —la guardia de élite nazi— y su líder, Heinrich Himmler. 

Este mito de que los militares alemanes tenían las "manos limpias" fue ampliamente aceptado en Estados Unidos, donde los dirigentes militares estadounidenses, inmersos en la Guerra Fría, buscaron información entre sus homólogos alemanes que les ayudara contra la Unión Soviética. Y como los pocos relatos soviéticos disponibles sobre la guerra no se consideraban confiables y la mayoría de los crímenes cometidos por los militares alemanes había tenido lugar en territorio soviético, el mito no enfrentó ninguna objeción durante décadas.  

Esto llevó a dos distorsiones duraderas en el registro histórico de la Segunda Guerra Mundial. En primer lugar, los generales alemanes pasaron a ser considerados modelos de destreza militar, en lugar de criminales de guerra cómplices de los crímenes del régimen nazi. En segundo lugar, en gran medida el papel de los militares alemanes en el Holocausto pasó al olvido. 

En esta cronología se abordan estas distorsiones y se presenta una crónica de la relación entre la élite militar profesional y el estado nazi. Se presta especial atención a la aceptación de la ideología nazi por parte de los jerarcas militares y a su papel en la perpetración de crímenes contra judíos, prisioneros de guerra y civiles desarmados en nombre de esa ideología

Primera Guerra Mundial (1914-1918)

Stretcher bearers carry a wounded soldier during the Battle of the Somme.

Unos camilleros transportan a un soldado herido durante la Batalla del Somme en la Primera Guerra Mundial. Francia, septiembre de 1916. IWM (Q 1332)

Créditos:
  • Imperial War Museum - Photograph Archive

La Primera Guerra Mundial representó una de las guerras más destructivas de la historia moderna. El entusiasmo inicial de todas las partes respecto a una victoria rápida y decisiva se desvaneció a medida que la guerra se empantanaba en un impasse de costosas batallas y guerra de trincheras, en particular en el frente occidental. Murieron más de nueve millones de soldados, una cifra que superó con mucho la totalidad de las muertes militares de todas las guerras de los cien años anteriores. Las enormes pérdidas en ambos lados del conflicto fueron en parte resultado de la introducción de nuevas armas, como las ametralladoras y los ataques con gas, así como el hecho de que los líderes militares no adaptaron sus tácticas a la naturaleza cada vez más mecanizada de la guerra.

La Gran Guerra fue una experiencia decisiva para el ejército alemán, ya que los fracasos percibidos en el campo de batalla y en el ámbito nacional les dieron forma a sus creencias sobre la guerra y a su interpretación de la relación entre civiles y soldados. 

Octubre de 1916: el censo judío del ejército alemán 

Durante la Primera Guerra Mundial, aproximadamente 100,000 de los cerca de 600,000 soldados que sirvieron en el ejército alemán eran judíos. Muchos eran patriotas alemanes que veían en la guerra una oportunidad para demostrar su lealtad a su país. Sin embargo, los periódicos y políticos antisemitas afirmaron que los judíos eran cobardes que eludían su deber y se mantenían alejados del combate. Para probar esta afirmación, el Ministro de Guerra inició una investigación sobre la cantidad de judíos que estaban sirviendo en el frente. Por razones que no están claras, los resultados nunca se publicaron, lo cual permitió que los antisemitas siguieran cuestionando el patriotismo judío después de la guerra.  

11 de noviembre de 1918: el armisticio y la leyenda de la puñalada por la espalda

Después de más de cuatro años de combates, el 11 de noviembre de 1918 entró en vigor un armisticio o cese al fuego entre la derrotada Alemania y las potencias de la Entente. Para el pueblo alemán, la derrota fue una enorme conmoción porque les habían dicho que la victoria era inevitable.

Algunos alemanes se explicaron la repentina derrota con la leyenda de la "puñalada por la espalda", en la que se afirmaba que los "enemigos" internos —principalmente judíos y comunistas— habían saboteado el esfuerzo bélico alemán. En realidad, los líderes militares convencieron al emperador alemán de que buscara la paz porque sabían que Alemania no podría ganar la guerra y temían el colapso inminente del país. Muchos de estos mismos jerarcas militares difundieron entonces la leyenda de la puñalada por la espalda para desviar la culpa de los militares por la derrota.  

28 de junio de 1919: el Tratado de Versalles  

El Tratado de Versalles, con el que se puso fin a la Primera Guerra Mundial, se firmó el 28 de junio de 1919. El recién formado gobierno democrático alemán consideró el tratado como una "paz impuesta" con duras condiciones.

Además de otras disposiciones, en el tratado se limitaba artificialmente el poderío militar alemán, restringiendo al ejército alemán a una fuerza de 100,000 voluntarios con un máximo de 4,000 oficiales, cada uno de los cuales debía servir durante 25 años. Con ello se pretendía evitar que el ejército alemán aprovechara una rápida rotación de personal para entrenar a más oficiales. El tratado prohibía la producción de tanques, gas venenoso, autos blindados, aviones y submarinos, así como la importación de armas. También se disolvió la sección de planeación de élite del ejército alemán, conocida como el Estado Mayor, y se cerraron las academias militares y otras instituciones de entrenamiento. En el tratado se exigía la desmilitarización de Renania y se prohibieron los destacamentos de fuerzas militares alemanas a lo largo de la frontera con Francia. Estos cambios limitaron en gran medida las perspectivas profesionales de los oficiales militares alemanes.

1° de enero de 1921: se restablecen las fuerzas armadas alemanas

La nueva república alemana, conocida como la República de Weimar, se enfrentó a muchas tareas difíciles. Una de las más complicadas fue la reorganización de las fuerzas armadas, llamadas Reichswehr. El gobierno reinstauró las Reichswehr el 1° de enero de 1921 bajo el mando del general Hans von Seeckt. El pequeño y homogéneo cuerpo de oficiales de las Reichswehr se caracterizó por las actitudes antidemocráticas, la oposición a la República de Weimar y los intentos de socavar y eludir el Tratado de Versalles.

A lo largo de la década de 1920, los militares violaron repetidamente el tratado. Por ejemplo, el disuelto Estado Mayor simplemente transfirió su planeación a la recién creada "Oficina de Tropas". Los militares también importaron en secreto armas que habían sido prohibidas por el Tratado de Versalles. Incluso firmaron un acuerdo con la Unión Soviética que les permitía realizar ejercicios en territorio soviético con tanques prohibidos. Los oficiales de los mandos medios de las Reichswehr se convertirían más tarde en los líderes de las fuerzas armadas al mando de Hitler. 

27 de julio de 1929: la Convención de Ginebra

El 27 de julio de 1929, Alemania y otros países importantes firmaron en Ginebra la convención relativa al trato que se debía dar a los prisioneros de guerra. Este acuerdo internacional se basaba en las convenciones de La Haya de 1899 y 1907 para aumentar la protección de los prisioneros de guerra. La convención fue uno de varios acuerdos internacionales importantes que se establecieron en la década de 1920 para regular la guerra. En el Protocolo de Ginebra (1925) se actualizaron las restricciones relativas al uso de gas venenoso. En 1928, conforme al Pacto Kellogg-Briand, se renunció a la guerra como instrumento de política nacional.

Estos acuerdos de posguerra fueron un intento de actualizar el derecho internacional de forma que se evitara otro conflicto tan destructivo como la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la actitud dominante del ejército alemán era que la necesidad militar siempre tenía más peso que el derecho internacional. Al igual que muchas otras naciones, Alemania hacía excepciones o violaba las reglas cuando le parecía ventajoso hacerlo.

3 de febrero de 1933: Hitler se reúne con los altos mandos militares

Recently appointed as German chancellor, Adolf Hitler greets President Paul von Hindenburg in Potsdam, Germany, on March 21, 1933.

El canciller Adolf Hitler y el presidente Paul von Hindenburg. Potsdam, Alemania, 21 de marzo de 1933.

Créditos:
  • US Holocaust Memorial Museum
  • US Holocaust Memorial Museum, courtesy of B. I. Sanders

El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler fue nombrado canciller de Alemania. Apenas cuatro días después, se reunió en privado con los altos mandos militares para intentar ganarse su apoyo. Esto era especialmente importante, ya que históricamente los militares habían desempeñado un papel muy importante en la sociedad alemana y, por lo tanto, tenían capacidad para derrocar el nuevo régimen.

Los líderes militares no confiaban plenamente ni apoyaban a Hitler debido a su populismo y radicalismo. Sin embargo, el Partido Nazi y los militares alemanes tenían objetivos de política exterior similares. Ambos grupos querían renunciar al Tratado de Versalles, expandir las fuerzas armadas alemanas y destruir la amenaza comunista. En esta primera reunión, Hitler trató de tranquilizar al cuerpo de oficiales alemanes. Les habló abiertamente de sus planes para instaurar una dictadura, recuperar los territorios perdidos y hacer la guerra. Casi dos meses después, Hitler mostró su respeto por la tradición militar alemana inclinándose públicamente ante el Presidente Hindenburg, un célebre general de la Primera Guerra Mundial. 

28 de febrero de 1934: el "párrafo ario" 

La Ley para la Restauración de la Función Pública Profesional, que se aprobó el 7 de abril de 1933, contenía el llamado párrafo ario, en el que se pedía que todos los alemanes de ascendencia no aria (es decir, los judíos) fueran retirados por la fuerza de la función pública.

El párrafo ario no se aplicó inicialmente a las fuerzas armadas. Sin embargo, el 28 de febrero de 1934, el ministro de Defensa Werner von Blomberg, lo puso voluntariamente en vigor para los militares también. Como las Reichswehr discriminaban contra los judíos y bloqueaban sus ascensos, la política afectó a menos de 100 soldados. En un memorando dirigido a los altos mandos militares, el coronel Erich von Manstein condenó los despidos basándose en los valores tradicionales y el código profesional de las fuerzas armadas alemanas, pero el efecto fue mínimo. La decisión de Blomberg de aplicar el párrafo ario fue una de las muchas formas en que los altos mandos militares colaboraron con el régimen nazi. También colocaron símbolos e insignias nazis en los uniformes militares e introdujeron la educación política basada en los ideales nazis en el entrenamiento militar. 

Del 30 de junio al 2 de julio de 1934: "La noche de los cuchillos largos"

En 1933-1934, Hitler puso fin a los esfuerzos del jefe de las SA, Ernst Röhm, por sustituir al ejército profesional con una milicia popular centrada en las SA. Los líderes militares exigieron que se detuviera a Röhm. Hitler decidió que un ejército con entrenamiento y organización profesional se adaptaba mejor a sus objetivos expansionistas, así que intervino en favor de los militares a cambio de su apoyo en el futuro.

Entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934, los dirigentes del Partido Nazi asesinaron a la cúpula de las SA, incluido Röhm, y a otros opositores. Con los asesinatos se confirmó un acuerdo entre el régimen nazi y los militares que se mantendría intacto, salvo raras excepciones, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Como parte de este acuerdo, la jerarquía militar apoyó a Hitler cuando este se proclamó Führer (líder) del Reich alemán en agosto de 1934. Los líderes militares redactaron inmediatamente un nuevo juramento en el que juraban su servicio a Hitler personalmente por ser la personificación de la nación alemana

Marzo de 1935-marzo de 1936: creación de la Wehrmacht

A principios de 1935, Alemania dio sus primeros pasos públicos para rearmarse, en violación del Tratado de Versalles. El 16 de marzo de 1935 se aprobó una nueva ley para reintroducir el servicio militar obligatorio y el ejército alemán se expandió a 550,000 hombres.

En mayo se promulgó una ley secreta, llamada de Defensa del Reich, en la que las Reichswehr se transformaron en la Wehrmacht y Hitler se convirtió en su Comandante en Jefe, con un "Ministro de Guerra y Comandante de la Wehrmacht" a sus órdenes. El cambio de nombre fue en gran medida cosmético, pero la intención era crear una fuerza capaz de una guerra de agresión, en lugar de la fuerza defensiva creada por el tratado. Además, la ley de reclutamiento excluía a los judíos, para decepción de quienes querían demostrar su firme lealtad a Alemania. Los jerarcas militares colaboraron con el régimen nazi para expandir la producción de armas. En marzo de 1936, la nueva Wehrmacht remilitarizó la región de Renania. 

5 de noviembre de 1937: Hitler se reúne de nuevo con los altos mandos militares

El 5 de noviembre de 1937, Hitler celebró una pequeña reunión con el ministro de relaciones exteriores, el ministro de guerra y los jefes del ejército, la armada y la fuerza aérea. Hitler discutió con ellos su visión de la política exterior alemana, que contemplaba planes para absorber pronto a Austria y Checoslovaquia, por la fuerza de ser necesario, seguida de una mayor expansión. El Comandante en Jefe del Ejército Werner Freiherr von Fritsch, el Ministro de Guerra von Blomberg y el Ministro de Asuntos Exteriores Konstantin von Neurath se opusieron, no por motivos morales, sino porque pensaban que Alemania no estaba preparada militarmente, en especial si Gran Bretaña y Francia entraban en la guerra. En los días y las semanas siguientes, otros dirigentes militares que se enteraron de la reunión también expresaron su desaprobación. 

Enero-febrero de 1938: el caso Blomberg-Fritsch

A principios de 1938 hubo dos escándalos protagonizados por altos mandos de la Wehrmacht que permitieron a los nazis destituir a los comandantes que no apoyaban plenamente los planes de Hitler (expuestos en la reunión de noviembre). En primer lugar, el Ministro de Guerra Blomberg se había casado recientemente, y salió a la luz información de que su esposa tenía "un pasado", que implicaba, como mínimo, fotografías pornográficas. Esto era completamente inaceptable para cualquier oficial del ejército. Hitler (con el pleno apoyo de los demás generales de alto rango) exigió la dimisión de Blomberg. Aproximadamente al mismo tiempo, el Comandante en Jefe del Ejército von Fritsch dimitió después de que Himmler y el Mariscal del Reich Hermann Göring inventaron falsas acusaciones de homosexualidad en su contra.

Las dos dimisiones se conocieron como el caso Blomberg-Fritsch, y le dieron a Hitler la oportunidad de reestructurar la Wehrmacht bajo su control. El cargo de Ministro de Guerra fue asumido por el propio Hitler, y el general Wilhelm Keitel fue nombrado jefe militar de las fuerzas armadas. Fritsch fue sustituido por el mucho más dócil coronel general Walther von Brauchitsch. Estos cambios fueron solo los más públicos. En una reunión del gabinete que se llevó a cabo a principios de febrero, Hitler también anunció una serie de renuncias y transferencias forzadas. 

Marzo de 1938-marzo de 1939: política exterior y expansión

British prime minister Neville Chamberlain (left), German chancellor Adolf Hitler (center), and French premier Edouard Daladier (right) ...

El primer ministro británico Neville Chamberlain (izquierda), el canciller alemán Adolf Hitler (centro) y el primer ministro francés Edouard Daladier (derecha) se reúnen en Munich para decidir la suerte de Checoslovaquia. Alemania, 30 de septiembre de 1938.

Créditos:
  • Yad Vashem Photo Archives

De marzo de 1938 a marzo de 1939, Alemania realizó una serie de movimientos territoriales que crearon el riesgo de una guerra europea. En primer lugar, en marzo de 1938, Alemania se anexó Austria. Entonces, Hitler amenazó con una guerra a menos que los Sudetes, una zona fronteriza de Checoslovaquia con una población cuya mayoría era de alemanes étnicos, se le entregaran a Alemania. Los jefes de gobierno de Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania participaron en una conferencia en Munich el 29 y 30 de septiembre de 1938, donde aceptaron la anexión alemana de los Sudetes a cambio de que Hitler se comprometiera a mantener la paz. El 15 de marzo de 1939, Hitler violó el Acuerdo de Munich y se movilizó en contra del resto del estado checoslovaco. Estos acontecimientos provocaron tensiones en el Alto Mando militar. El General Ludwig Beck, Jefe del Estado Mayor, llevaba tiempo protestando contra la perspectiva de otra guerra imposible de ganar. Sin embargo, sus colegas se negaron a respaldarlo, ya que estaban dispuestos a entregarle las riendas de la estrategia al Führer. Beck dimitió sin lograr nada.

SS troops lead a group of Poles into the forest near Witaniow for execution

Unas tropas de las SS llevan a un grupo de polacos al bosque cerca de Witaniow para ejecutarlos. Witaniow, Polonia, octubre y noviembre de 1939.

Créditos:
  • Instytut Pamieci Narodowej

1° de septiembre de 1939: Alemania invade Polonia

El 1° de septiembre de 1939, Alemania invadió y derrotó rápidamente a Polonia, dando comienzo a la Segunda Guerra Mundial. La ocupación alemana de Polonia fue excepcionalmente brutal. En una campaña de terror, la policía y unidades de las SS alemanas fusilaron a miles de civiles polacos y obligaron a todos los varones a hacer trabajos forzados. Los nazis intentaron destruir la cultura polaca eliminando a los dirigentes políticos, religiosos e intelectuales. Estos crímenes fueron perpetrados principalmente por las SS, aunque los líderes de la Wehrmacht apoyaban plenamente estas políticas. También hubo muchos soldados alemanes que participaron en la violencia y los saqueos. Algunos miembros de la Wehrmacht estaban descontentos con la participación de sus soldados, escandalizados por la violencia y preocupados por la falta de orden entre los soldados. Los generales Blaskowitz y Ulex se quejaron de la violencia incluso ante sus superiores. Sin embargo, fueron silenciados rápidamente.


7 de abril-22 de junio de 1940: la invasión de Europa occidental

En la primavera de 1940, Alemania invadió, derrotó y ocupó Dinamarca, Noruega, Bélgica, los Países Bajos, Luxemburgo y Francia. Esta serie de victorias, en especial la derrota asombrosamente rápida de Francia, aumentó enormemente la popularidad de Hitler ante la opinión pública alemana y entre las fuerzas armadas. La credibilidad de los pocos oficiales militares que se habían opuesto a sus planes quedó destruida y sus posibilidades de organizar la oposición al régimen se redujeron. Después de la victoria en Europa occidental, Hitler y la Wehrmacht centraron su atención en planear cómo invadir la Unión Soviética.  

30 de marzo de 1941: planeación de la invasión de la Unión Soviética 

German tanks on the eastern front © IWM (HU 111382)

Unos tanques alemanes pasan por una aldea rusa durante la Operación Barbarroja, la invasión de la Unión Soviética, en el verano de 1941.

© IWM (HU 111382)
Créditos:
  • Imperial War Museum - Photograph Archive

El 30 de marzo de 1941, Hitler habló en secreto con 250 de sus principales comandantes y oficiales del estado mayor sobre la naturaleza de la inminente guerra contra la Unión Soviética. En su discurso, hizo hincapié en que la guerra en el este se llevaría a cabo con extrema brutalidad a fin de destruir la amenaza comunista. Los asistentes al discurso de Hitler sabían que estaba pidiendo claras violaciones de las leyes de guerra, pero no hubo objeciones serias. Por el contrario, siguiendo la posición ideológica de Hitler, los militares emitieron una serie de órdenes que establecieron claramente su intención de librar una guerra de aniquilación contra el estado comunista. Entre las más notorias figuran la Orden del Comisario y el Decreto de Jurisdicción de Barbarroja. En conjunto, estas y otras órdenes establecieron una clara relación de trabajo entre la Wehrmacht y las SS. Además, las órdenes aclaraban que los soldados no serían castigados por cometer actos contrarios a las reglas de guerra acordadas a nivel internacional.

6 de abril de 1941: la invasión de Yugoslavia y Grecia

Las potencias del Eje invadieron Yugoslavia el 6 de abril de 1941, desmembrando el país y explotando las tensiones étnicas. En la región de Serbia, Alemania estableció una administración de ocupación militar que ejerció una brutalidad extrema contra la población local. Durante el verano de ese año, las autoridades militares y policiales alemanas internaron a la mayoría de los judíos y romaníes (gitanos) en campos de detención. Al llegar el otoño hubo un levantamiento serbio que infligió graves bajas entre el personal militar y policial alemán. En respuesta, Hitler les ordenó a las autoridades alemanas que fusilaran a 100 rehenes por cada alemán muerto. Las unidades militares y policiales alemanas utilizaron esta orden como un pretexto para fusilar prácticamente a todos los judíos serbios varones (aproximadamente 8,000 hombres), a unos 2,000 que se consideraba que eran comunistas o que lo eran en realidad, a nacionalistas serbios y a políticos democráticos de la época entreguerras, así como a unos 1,000 hombres romaníes.

22 de junio de 1941: la invasión de la Unión Soviética

A German soldier guards Soviet prisoners of war at the Uman camp in the Ukraine.

Un soldado alemán vigila a unos prisioneros de guerra soviéticos en el campo de Uman, en Ucrania. Unión Soviética, 14 de agosto de 1941.

Créditos:
  • National Archives and Records Administration, College Park, MD

Las fuerzas alemanas invadieron la Unión Soviética el 22 de junio de 1941. Tres grupos del ejército, consistentes en más de tres millones de soldados alemanes, atacaron la Unión Soviética a lo largo de un amplio frente, desde el Mar Báltico en el norte hasta el Mar Negro en el sur.

Siguiendo órdenes, las fuerzas alemanas trataron a la población de la Unión Soviética con una brutalidad extrema. Quemaron pueblos enteros y fusilaron a la población rural de distritos completos en represalia por los ataques de los partisanos. Enviaron a millones de civiles soviéticos a hacer trabajos forzados en Alemania y los territorios ocupados. Los alemanes que planearon el ataque exigían la explotación despiadada de los recursos soviéticos, en especial de los productos agrícolas. Este fue uno de los principales objetivos de guerra de Alemania en el este.

Junio de 1941-enero de 1942: el asesinato sistemático de los prisioneros de guerra soviéticos 

Desde el principio de la campaña del este, la ideología nazi impulsó las políticas alemanas respecto a los prisioneros de guerra soviéticos. Las autoridades alemanas veían a los prisioneros de guerra soviéticos como inferiores y como parte de la "amenaza bolchevique". Argumentaban que, como la Unión Soviética no era signataria de la Convención de Ginebra de 1929, no se aplicaban sus reglamentos que exigían que los prisioneros de guerra recibieran alimentos, alojamiento y atención médica, y que prohibían los trabajos de guerra o los castigos corporales. Esta política resultó catastrófica para los millones de soldados soviéticos que fueron prisioneros durante la guerra.

Para cuando terminó la guerra, más de tres millones de prisioneros soviéticos (cerca del 58%) habían muerto en cautiverio alemán, en comparación con un 3% de los prisioneros británicos y estadounidenses. Este saldo mortal no fue un accidente ni resultado inevitable de la guerra, sino más bien una política deliberada. El ejército y las SS cooperaron en el fusilamiento de cientos de miles de prisioneros de guerra soviéticos porque eran judíos, comunistas o porque parecían "asiáticos". Al resto lo sometieron a largas marchas, inanición sistemática, falta de atención médica, casi ningún refugio y trabajos forzados. Una y otra vez se les pidió a las fuerzas alemanas que emprendieran "acciones enérgicas y despiadadas" y que "utilizaran sus armas" sin vacilar "para eliminar cualquier rastro de resistencia" de los prisioneros de guerra soviéticos.

Verano-otoño de 1941: participación de la Wehrmacht en el Holocausto

La mayoría de los generales alemanes no se consideraban nazis. Sin embargo, sí compartían muchos de los objetivos de los nazis. En su opinión, había buenas razones militares para apoyar las políticas nazis. Los generales pensaban que el comunismo alimentaba la resistencia. También creían que los judíos eran la fuerza motriz del comunismo.

Cuando las SS se ofrecieron a asegurar las zonas de la retaguardia y eliminar la amenaza judía, el ejército cooperó proporcionando apoyo logístico a las unidades y coordinando sus movimientos. Las unidades del ejército ayudaban a reunir a los judíos para los pelotones de fusilamiento, acordonaban los lugares de los asesinatos y, en ocasiones, participaban en los fusilamientos. Establecían ghettos para los sobrevivientes de los fusilamientos y dependían del trabajo forzado de los judíos. Cuando algunas tropas mostraban señales de inquietud, los generales dictaban órdenes para justificar las matanzas y otras duras medidas.

2 de febrero de 1943: el 6º ejército alemán se rinde en Stalingrado 

La batalla de Stalingrado, que duró desde octubre de 1942 hasta febrero de 1943, fue un importante momento decisivo en la guerra. Después de meses de encarnizados combates y numerosas bajas, y en contra de las órdenes directas de Hitler, las fuerzas alemanas sobrevivientes (unos 91,000 hombres) se rindieron el 2 de febrero de 1943. Dos semanas más tarde, el Ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, pronunció un discurso en Berlín en el que pedía la radicalización de las medidas de movilización y una guerra total. En el discurso, reconoció las dificultades a las que se enfrentaba el país; eso marcó el inicio de una desesperación cada vez mayor entre los dirigentes nazis.

La derrota en Stalingrado obligó a las tropas alemanas a ponerse a la defensiva y fue el inicio de su larga retirada de vuelta a Alemania. Esta retirada estuvo marcada por la destrucción generalizada, ya que las fuerzas armadas implementaron una política de destrucción total bajo las órdenes de Hitler. También se hizo mayor hincapié en mantener la disciplina militar, incluido el arresto despiadado de los soldados que expresaran dudas sobre la victoria final de Alemania.

20 de julio de 1944: la operación Valkiria  

Aunque en general no les preocupaban los crímenes nazis —varios de los conspiradores incluso habían participado en el asesinato de judíos—, un pequeño grupo de oficiales militares de alto rango decidió que Hitler tenía que morir. Culpaban a Hitler por haber perdido la guerra y consideraban que continuar bajo su liderazgo suponía una grave amenaza para el futuro de Alemania, así que intentaron asesinarlo el 20 de julio de 1944 haciendo explotar una bomba pequeña pero potente durante una sesión informativa militar en su cuartel general de Prusia Oriental, en Rastenburg.

Hitler sobrevivió y el complot se vino abajo. Rápidamente se vengó de este atentado contra su vida. A varios generales los obligaron a suicidarse o a enfrentarse a un humillante proceso penal. A otros los juzgaron ante el infame Tribunal Popular de Berlín y los ejecutaron. Aunque Hitler siguió sospechando de los restantes miembros del cuerpo de oficiales, la mayoría continuó luchando por él y por Alemania hasta la rendición del país en 1945.

1945-1948: principales juicios por crímenes de guerra 

Después de la rendición alemana en mayo de 1945, algunos dirigentes militares fueron juzgados por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Los generales de más alto rango fueron procesados en el juicio de 22 grandes criminales de guerra ante el Tribunal Militar Internacional (International Military Tribunal, IMT) de Nuremberg, Alemania, que comenzó en octubre de 1945. A Wilhelm Keitel y a Alfred Jodl, ambos del alto mando de las fuerzas armadas alemanas, los declararon culpables y los ejecutaron. Ambos intentaron culpar a Hitler, pero el Tribunal Militar Internacional rechazó explícitamente la defensa de que solo habían seguido órdenes de sus superiores.

Posteriormente hubo tres juicios del Tribunal Militar Internacional ante un tribunal militar estadounidense en Nuremberg, los cuales también se enfocaron en los crímenes de los militares alemanes. Muchos de los condenados fueron puestos en libertad anticipadamente, debido a la presión de la Guerra Fría y la creación de la Bundeswehr. Por desgracia, la mayoría de los autores de crímenes contra la humanidad nunca han sido juzgados ni castigados.

American Major Frank B. Wallis (standing center), a member of the trial legal staff, presents the prosecution's case to the International ...

El mayor estadounidense Frank B. Wallis (de pie, en el centro), miembro del personal jurídico del juicio, presenta los argumentos de la fiscalía al Tribunal Militar Internacional de Núremberg. Una tabla (arriba a la izquierda) muestra la participación de los acusados (abajo a la izquierda) en el esquema organizativo del partido nazi. A la derecha, los abogados de los cuatro países fiscales. 22 de noviembre de 1945.

Créditos:
  • National Archives and Records Administration, College Park, MD

Notas

  1. Footnote reference1.

    FL Carsten, Reichswehr Politics (Berkeley: University of California Press, 1973), 50.

  2. Footnote reference2.

    Robert B. Kane, Disobedience and Conspiracy in the German Army, 1918-1945 (Desobediencia y conspiración en el ejército alemán, 1918-1945) (Jefferson, Carolina del Norte, McFarland & Company, 2002), 82-83.

  3. Footnote reference3.

    Grundzüge deutscher Militärgeschichte, (Friburgo i.B.: Militärgeschichtliches Forschungsamt, 1993), 329.

  4. Footnote reference4.

    German Historical Institute, "Summary of Hitler's Meeting with the Heads of the Armed Services on November 5, 1937" (Instituto Histórico Alemán, "Resumen de la reunión de Hitler con los jefes de las Fuerzas Armadas el 5 de noviembre de 1937"), consultado el 25 de noviembre de 2019, http://germanhistorydocs.ghi-dc.org/sub_document.cfm?document_id=1540. En este sitio puede consultarse una traducción electrónica de las actas originales de la reunión, "Actas de la Conferencia en la Cancillería del Reich, Berlín, 5 de noviembre de 1937, de 4:15 a 8:30 p. m.", tal y como fueron traducidas originalmente del alemán y publicadas por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

  5. Footnote reference5.

    The Wannsee Conference and the Genocide of the European Jews: Catalogue with Selected Documents and Photos of the Permanent Exhibit (La Conferencia de Wannsee y el genocidio de los judíos europeos: catálogo con una selección de documentos y fotografías de la exposición permanente). (Berlín: Sede de la Conferencia de Wannsee, sitio conmemorativo y educativo, 2007), 39-40.

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